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Nicolás Copérnico, el hereje que retó a la Iglesia Católica

La obra de Copérnico contenía postulados que iban en contra de ciertas tesis eclesiásticas de aquel entonces, por lo que fue acusado de hereje

Un día como hoy pero de 1473, nace en el reino de Polonia el matemático, astrónomo, jurista, físico, clérigo católico y líder militar, Nicolás Copérnico, considerado como el padre de la astronomía moderna.

Nacido dentro de una familia de comerciantes, quedó huérfano a los 10 años y se hizo cargo de él un tío materno, obispo y catedrático.

Estudió en varias universidades las disciplinas matemáticas astronomía, medicina, filosofía, literatura y derecho, conocimientos que aplicó en el área astronómica y científica formulando por primera vez la teoría heliocéntrica que explicaba que la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol.

La primera referencia al heliocentrismo conocida data de la antiguaGrecia, por el año 300 a.C. Quien la formuló fue un sabio de aquella época, Aristarco de Samos, astrónomo y matemático, y un incansable observador de los cielos.

A pesar de que la teoría heliocéntrica no se le atribuye a Copérnico, sí se lo considera como el punto de inflexión dentro del mundo científico, dado que fue su obra la que generó e impulsó el cambio de paradigma.

A Copérnico le parecía que el modelo de Ptolomeo no cuadraba. Describía un sistema de movimientos extremadamente complejos, dado que no coincidían con las observaciones experimentales.

Copérnico comenzó a buscar alternativas a esta problemática (que no podía obviar, como se había hecho los últimos miles de años). Fue así como entró en contacto con el mundo griego en sus estudios, a través del estudio del idioma y de la filosofía. Conoció la obra de Aristarco y estudió muy de cerca el postulado que proponía. Y fue entonces cuando concibió su obra capital: De revolutionibus orbium coelestium (“Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes”).

En esta obra proponía el nuevo modelo, opuesto al tradicional Ptolemaico, que le valió enorme reconocimiento como astrónomo en su propia época. Pero las cosas no fueron agradables para él.

La persecusión

La obra de Copérnico contenía postulados que iban en contra de ciertas tesis eclesiásticas de aquel entonces. No solamente quitaba a la Tierra de su lugar céntrico privilegiado, sino que ni siquiera postulaba la existencia de ninguna clase de centro.

Aún así, Copérnico le expuso su teoría a su tío, que era obispo, y éste la recibió con agrado, por lo cual Copérnico gozó de un momento de tranquilidad luego de haber publicado su polémico tratado. Pero las críticas no tardaron en llegar.

Desde la Iglesia comenzó a ser terriblemente cuestionado. Especialmente desde el movimiento Luterano. De él decía Lutero:

“El pueblo da atención a un astrólogo advenedizo que se esfuerza en comprobar que la Tierra es la que gira y no los cielos, el firmamento, el Sol, la Luna. Quien tenga la pretensión de aparecer más inteligente que el común, se considera obligado a idear sistemas astrológicos que presentan como el mejor de todos. Ese necio pretende cambiar el sistema entero de la Astronomía; sin embargo las Sagradas Escrituras nos hablan claramente que Josué ordenó al Sol que se quedase inmóvil”

Constantemente sufrió Copérnico los hostigamientos por parte de la Iglesia Luterana. Sin embargo, él era un hombre sencillo y, como todos en aquel entonces, profundamente cristiano. No era su intención hacer polémica, pero tampoco podía dejar de lado lo que sus conocimientos, observaciones y mediciones le indicaban.

Copérnico fue duramente criticado pero no sufrió los duros castigos de la Santa Inquisicioń que tuvieron que sufrir otros grandes científicos como Giordano Bruno y Galileo Galilei.

Con el tiempo, la obra de Nicolás Copérnico fue recobrando todo el reconocimiento que le merece, y por eso hoy se lo considera como uno de los astrónomos más importantes de la historia occidental. Porque aunque él no lo quiso así, el fuego de su espíritu no solamente era científico, sino también revolucionario.

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