
Términos comunes como “hipersensible” o “energía femenina” pueden reforzar roles de género tradicionales y estructuras de control patriarcal.
En la vida cotidiana, muchas expresiones aparentemente inofensivas esconden significados que reproducen estereotipos de género y sostienen dinámicas de desigualdad. Varios de estos términos, usados con frecuencia en conversaciones comunes, refuerzan el sexismo estructural al validar ciertos comportamientos masculinos y deslegitimar las emociones o elecciones femeninas.
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“Hipersensible”: más que una crítica, un mecanismo de silenciamiento
Llamar “hipersensible” a alguien, especialmente a mujeres, no solo implica descalificar una emoción, sino reducirla a una supuesta debilidad. De acuerdo con un estudio de la UNAM, esta etiqueta se utiliza para invalidar reacciones legítimas, muchas veces frente a situaciones de discriminación o violencia simbólica.
Este término no solo trivializa las emociones femeninas, también refuerza un modelo masculino que promueve la insensibilidad como valor, apuntalando la llamada “masculinidad normativa” y estableciendo límites a la expresión emocional femenina.
“Energía masculina y femenina”: estereotipos disfrazados de espiritualidad
Aunque estos conceptos se presentan como arquetipos espirituales, diversas investigaciones, como la de la Universidad de Chile, señalan que contribuyen a reforzar la división binaria de género. Asociar la fuerza, la lógica y la acción con lo “masculino”, y la intuición, la pasividad o la ternura con lo “femenino”, no solo perpetúa estereotipos, sino que sostiene jerarquías de valor entre ambos.
Estas ideas también funcionan como herramientas de control, al establecer cómo “debe” comportarse una mujer para ser considerada auténticamente femenina, restringiendo su libertad de acción, decisión y desarrollo.
Tradwife: el regreso idealizado de la sumisión
El fenómeno conocido como “Tradwife” (mujer tradicional) promueve una visión de la mujer centrada exclusivamente en el hogar, la maternidad y la obediencia al esposo. Aunque se presenta como una elección personal, forma parte de un marco ideológico que promueve la dominación masculina, como advierte la UNAM.
Al idealizar este modelo, se reactiva una estructura donde el poder patriarcal se normaliza, y se alienta a los hombres a ejercer un liderazgo incuestionable en la familia. Más que una simple preferencia de vida, el Tradwife refuerza sistemas de control y desigualdad.
Reconocer para transformar
Detectar el sexismo en el lenguaje es fundamental para cuestionar las estructuras que lo reproducen. Palabras como “hipersensible” pueden volverse instrumentos de censura emocional; las “energías” de género, medios para fijar roles rígidos; y movimientos como el Tradwife, vehículos de retroceso en la equidad de género.
Identificar estas expresiones no significa censurar el habla, sino comprender el impacto que pueden tener en la construcción de relaciones más justas y equitativas. El lenguaje importa, y transformarlo es parte del cambio.
Con información de Excelsior