“Sus abuelos viven aquí y no debe exponerlos a Dios sabe qué, a lo que se haya expuesto él mismo”, explicó el padre a medios locales
Un joven en Estados Unidos fue dejado en las calle por sus propios padres, quienes descubrieron que en lugar de cumplir con los protocolos de aislamiento y cuarentena emitidos por las autoridades ante la pandemia de coronavirus, se había ido de vacaciones.
Los padres de Matt Levine, un estudiante de 21 años, descubrieron que el joven había viajado a la Isla del Padre, en Texas, junto con amigos; esto mientras sus progenitores estaban aislados en Nueva York.
Al descubrir la desobediencia de su hijo, Peter se comunicó con él pidiéndole que se resguardara en el hogar familiar y no se expusiera a un contagio de Covid-19.
“Le hablé cada día y le dije que debían regresar a casa. Yo estaba enfadado. Las noticias empeoraban. Matt me envió fotos de él y sus amigos reunidos a la intemperie y escuchando música en vivo. Es una escena que uno no desearía presenciar”, señaló su padre de 52 años.
Al negarse a acatar las órdenes de las autoridades sanitarias ni las familiares, el hombre decidió entonces que su hijo no podría volver al hogar ni exponer a nadie de la familia.
“Sus abuelos viven aquí y no debe exponerlos a Dios sabe qué se expuso él mismo”, explicó.
Después de cuatro días, la vacaciones en Texas se tornaron aburridas para el joven puesto que todo estaba cerrado, por lo que decidió volver a su hogar.
“Se nos permitía solo ir a la playa en grupos pequeños y sin altavoces. Para entonces no había nadie ya en la isla. Parecía que la Policía intentaba arruinar nuestro descanso”, contó Matt.
Luego de armar las maletas y tomar un vuelo a Nueva York, en el que hubo múltiples desviaciones y cancelaciones, el joven y sus amigos llegaron a la casa de sus padres tras dos semanas fuera.
No obstante, el padre se negó a pasar a recogerlos por el aeropuerto y cuando finalmente arribaron a casa, el hombre les impidió el ingreso al hogar.
“Quédense donde están. Ni un paso más”, les advirtió y les indicó que podían dormir en el auto ubicado en la cochera, el cual ya había sido preparado con provisiones alimentarias y 300 dólares en efectivo en un sobre.
“Amo a mi hijo, pero no debían entrar en casa”, indicó.
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NCV
