
En el último año, las emergencias han ido en aumento, reportan; se han registrado hasta 12 lesionados por arma de fuego en tan solo una semana.
Tras un periodo marcado por el repunte de la violencia, en Culiacán han debido aprender a sobrevivir en medio de los enfrentamientos armados. Hoy, médicos, enfermeras, camilleros y hasta los propios pacientes ya no encuentran seguridad ni siquiera dentro de los hospitales, y el chaleco antibalas dejó de ser exclusivo de policías o militares, convirtiéndose también en parte del equipo de los paramédicos.
Se trata de voluntarios con edades entre los 18 y los 36 años que acuden a toda clase de emergencias. Desde el 4 de septiembre, antes de salir a trabajar, se colocan un chaleco que, con su característico color rojo y un peso de 21 kilos, se ha transformado en una herramienta indispensable, capaz de marcar la diferencia entre sobrevivir o no.
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Las cifras reflejan la crudeza de la situación: prácticamente todos los días se registran víctimas, y tan solo entre el 7 y el 8 de septiembre se contabilizaron oficialmente seis personas heridas o fallecidas.