
Aunque parece una diversión inocente, explotar las burbujas del plástico de embalaje reduce su vida útil y aumenta la contaminación ambiental. Aquí te contamos por qué
Aunque para muchos reventar las burbujas del plástico de embalaje es una diversión relajante, hacerlo reduce drásticamente su utilidad y afecta al medio ambiente. Te explicamos por qué esta práctica tan común no es tan inocente.
El plástico de burbujas fue inventado en 1957 por dos ingenieros estadounidenses que buscaban crear un papel tapiz decorativo, pero su mayor éxito llegó cuando se convirtió en un material clave para proteger objetos durante envíos y mudanzas. Gracias a su flexibilidad y capacidad para absorber impactos, este material se ha mantenido como favorito en el embalaje mundial.
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Sin embargo, expertos en reciclaje señalan que al reventar las burbujas se destruye la estructura que protege los objetos, convirtiendo al plástico en un desecho sin función. “Cuando explotas el plástico de burbujas, pierdes su capacidad para amortiguar golpes, reduciendo su vida útil a un solo uso”, advierten especialistas de Rubicon.
Más allá de su uso en embalaje, este material puede servir para cuidar plantas, ya que ayuda a retener la humedad en macetas y protege contra temperaturas extremas, desde el calor intenso hasta las heladas. Pero para que siga siendo útil, es importante no maltratarlo reventando las burbujas.
¿Quieres aprovecharlo mejor en casa? Guárdalo enrollado sin aplastar, úsalo para aislar ventanas en invierno, proteger objetos frágiles y hasta para reducir el ruido en espacios cerrados.
La próxima vez que tengas un pedazo de plástico de burbujas, piensa dos veces antes de explotarlo: cuidar el planeta puede empezar con pequeños gestos.