
Las alcancías en forma de cerdito son un símbolo universal del ahorro, pero su curioso diseño tiene raíces históricas, culturales y lingüísticas.
Cuando alguien piensa en ahorrar, la primera imagen que suele venir a la mente es la de una alcancía en forma de cerdito. Este objeto ha acompañado a generaciones enteras y se ha mantenido como un emblema de la buena administración del dinero. Sin embargo, el porqué de su peculiar forma no es tan evidente y su explicación se remonta a diversas tradiciones y contextos históricos.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) señala tres posibles orígenes de estas figuras tan populares. Cada teoría parte de una visión distinta: desde un malentendido lingüístico en Inglaterra medieval, pasando por creencias culturales en Asia, hasta hallazgos arqueológicos en el sudeste asiático.
La primera versión sitúa el inicio en la Edad Media en Inglaterra. En aquella época, era común guardar monedas en recipientes de barro anaranjado llamados pygg jars. La palabra pygg hacía referencia al material, no al animal. Sin embargo, con el tiempo la similitud fonética entre pygg y pig (cerdo en inglés) llevó a los artesanos a fabricar contenedores con la figura del animal, lo que dio origen a las alcancías de cerdito.
Otra teoría apunta hacia China, específicamente a la dinastía Qing en el siglo XVII. En la cultura china, el cerdo es un símbolo de prosperidad, abundancia y buena suerte. Este animal también representa comodidad y disfrute de la vida. Bajo esa influencia, los artesanos comenzaron a crear alcancías con forma de cerdito, reforzando la idea de que ahorrar dinero estaba vinculado con atraer riqueza y fortuna.
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Una tercera hipótesis surge en Indonesia, donde arqueólogos encontraron piezas de arcilla con forma de cerdo que datan de los siglos XIV y XV. Se presume que estos objetos funcionaban como contenedores de monedas. Incluso en la actualidad, algunas instituciones financieras de ese país mantienen la imagen del cerdo salvaje como parte de su identidad corporativa.
Más allá de la historia, la Condusef recuerda que la cultura del ahorro puede fortalecerse con herramientas sencillas y retos prácticos. Uno de ellos es el reto de las 52 semanas, que consiste en ahorrar una cantidad progresiva cada semana hasta acumular al final del año 13 mil 780 pesos. Otro, más breve, es el reto de los 30 días, en el que se incrementa el ahorro en un peso cada día durante un mes, alcanzando 465 pesos al concluir.
El cerdito, más allá de ser una figura simpática, se convirtió en un recordatorio permanente de la importancia de guardar para el futuro. Su forma encierra siglos de historia y simbolismo que han trascendido fronteras y generaciones, manteniéndose vigente como un ícono del ahorro en todo el mundo.