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¿Por qué no cuestionamos lo que hacemos? #ElOpinador

¿Por qué solo nos dejamos llevar por el comportamiento de otros? ¿Será esa la causa por la que nos peleamos por razones que a veces no comprendemos?

Este fin de semana escuché una historia que quiero compartir con ustedes. La oí del matemático Adrián Paenza, en una entrevista para El País de España.

En una habitación colgaron en el techo una bolsa con plátanos y una escalera para alcanzarlos. Luego en ese cuarto metieron a 5 orangutanes. Los cuales cada vez que querían subir por la comida eran rociados por aspersores con agua fría. Después de varios intentos y ante el castigo, los 5 se dieron por vencidos.

Cuando este comportamiento estaba aprendido, sacaron a un orangután y metieron a otro que no sabía lo qué pasaba. Al intentar ir por la comida, el resto lo golpeó y le impidió subir para evitar el castigo. Luego sacaron a otro de los viejos orangutanes y metieron a uno nuevo que repitió la acción.

Quiso subir por la comida y fue golpeado por el resto. Así fueron intercambiando a cada uno, hasta que sólo quedaron puros orangutanes nuevos que golpeaban al que quisiera subir pero ahora sin saber por qué. 

¿Qué pasa cuando ya no cuestionamos lo que hacemos y sólo nos dejamos llevar por el comportamiento de los demás? ¿Qué sucede cuando dejamos de escucharnos a nosotros mismos y nos ahogamos en el ruido? ¿Será por eso que nos ponemos tan ansiosos cuando no tenemos, no compramos o no salimos?

Tal vez esa sea la causa de por qué preferimos insultarnos, gritarnos o pelearnos por razones, partidos o pasados que a veces ni entendemos. En un país en donde desde hace mucho la Conquista es más pretexto que legado.

Este fin de semana Estados Unidos registró nuevos récords en contagios. En Colombia y El Salvador están a punto del colapso. Las cifras de CoVid se vuelven a elevar en España y Hong Kong.

Y en nuestro país, Baja California anuncia números rojos en hospitales, Tamaulipas habla de toque de queda. En Juchitán ponen cuarentena. Zihuatanejo está saturado de pacientes. Chapala también reporta alza y hasta jugadores del Mazatlan dieron positivo dejando en vilo al torneo.

Aun así, tenemos largas filas en centros comerciales, hay quienes dicen que la pandemia es una farsa, pero creen que los termómetros queman la retina. Llenamos el Zócalo cuando nos piden no hacerlo. Y el personal de salud sigue sin ver la luz desde marzo, llegando a niveles que quizá muy pronto los hagan tirar la toalla.

Cuestionar a la autoridad ha sido parte de nuestra cultura. Ir en contra de lo establecido nuestro sello nacional. Pero tal vez esto no aplique para todo y ojalá empecemos a cambiar.

Pensando en lo que le enseñaremos a nuestros hijos. Y en el México que queramos afianzar. En este país en donde preferimos colocar topes que semáforos, pues sólo así aprendemos de civilidad.

IPR

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