
Contenido generado con IA que sexualiza a personas con rasgos de síndrome de Down preocupa a expertos por su carácter fetichista, ofensivo y potencialmente explotador.
Una nueva forma de explotación digital alarma a familias y expertos por igual: imágenes generadas con inteligencia artificial que combinan cuerpos sexualizados con características faciales asociadas al síndrome de Down están circulando ampliamente en redes sociales.
Plataformas como TikTok e Instagram han sido señaladas por permitir que estos contenidos, presentados muchas veces como material “atractivo” o “curioso”, se difundan con facilidad. El fenómeno ha encendido las alarmas entre organizaciones de derechos humanos y defensores de personas con discapacidad intelectual, quienes advierten sobre el grave riesgo de fetichización, cosificación y violencia simbólica.
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Manipulación digital con fines sexuales
El patrón detectado es el uso de herramientas de IA para modificar rostros reales o creados digitalmente, agregándoles características típicas del síndrome de Down. Estas imágenes suelen mostrar cuerpos femeninos en ropa mínima y poses provocadoras, a menudo acompañadas de mensajes que sugieren atracción romántica o sexual hacia personas con esta condición. En muchos casos, los videos o imágenes son un anzuelo que redirige al público hacia perfiles en OnlyFans, grupos de Telegram o páginas de contenido para adultos.
Frases como “¿El síndrome de Down cambia lo que sientes por mí?” o “¿Saldrías con una chica con síndrome de Down?” refuerzan la narrativa fetichista y deshumanizante. Especialistas en ética digital y neurodiversidad coinciden en que este tipo de contenido no solo trivializa la discapacidad, sino que refuerza estigmas y promueve una visión distorsionada y explotadora.
¿Quién produce este contenido y por qué?
Aunque los responsables directos no han sido identificados, se presume que muchas de las cuentas detrás de estas publicaciones utilizan grabaciones de modelos reales y aplican filtros o ediciones generadas por IA sin su consentimiento. Esta manipulación suele tener un objetivo económico: captar la atención, aumentar visualizaciones y dirigir tráfico a plataformas donde se monetiza el contenido.
TikTok ha comenzado a eliminar algunos filtros relacionados, argumentando que violan sus políticas contra la representación ofensiva de personas con discapacidad. Sin embargo, la velocidad con la que estos contenidos se replican supera por mucho la capacidad de moderación de las plataformas.
Preocupación global y vacíos legales
Organizaciones como la National Down Syndrome Society en EE.UU. han condenado estas prácticas por considerar que contribuyen a un ambiente digital inseguro para personas con discapacidad, especialmente en un contexto en el que ya enfrentan discriminación, invisibilización y riesgo de abuso.
Familiares de personas con condiciones como el síndrome de Down o el autismo también han manifestado su inquietud ante la creciente normalización de estas tendencias, y reclaman a las plataformas mayor vigilancia y medidas preventivas.
Por su parte, OnlyFans exige que todo contenido generado por inteligencia artificial sea etiquetado como tal y subido por su autor original. No obstante, la falta de una regulación más estricta permite que creadores anónimos sigan lucrando con material manipulado que se aprovecha de estereotipos y vulnerabilidades.
Uno de los aspectos más alarmantes es que, según expertos, esta tendencia responde a una demanda existente. Basta con teclear “síndrome de Down” en los buscadores de redes sociales para que el autocompletado sugiera términos vinculados a la apariencia física o al deseo sexual, una muestra preocupante de cómo el algoritmo amplifica los sesgos del público.
Conclusión
Este fenómeno pone sobre la mesa una necesidad urgente: repensar la regulación de contenidos generados por IA, particularmente aquellos que involucran representaciones de personas con discapacidad. Mientras tanto, el llamado de especialistas, familias y organizaciones es claro: este tipo de prácticas no solo son ofensivas, sino peligrosas, y deben ser frenadas antes de que escalen aún más.
Con información de Excelsior