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¿Prohibir el reggaetón es la solución para acabar con la violencia contra las mujeres? #ElOpinador

Antes de prohibir el reggaetón, empecemos a prestarle atención a las letras, dejáramos de proponerlas en festivales escolares o fiestas infantiles

Niños y niñas, háganme un favor. Vayan a lavarse los dientes… ¿listo? ¿Ya estamos puros adultos, o bueno, lo más cercano a ello. Muy bien, escuchen esto:

“Contra la pared, siente el bolillo lo tengo en la derecha, en cámara lenta yo se que están arreen, dando tu cuerpo por un rato contra la pared como un retrato”.

O qué tal esto, “A ella le gusta que le den duro y se la coman, dime en la cama todo lo que quieres, yo me meto contigo donde sea”.

O esperen, esperen, esta última “La primera se desespera, se encojona si se lo hecho afuera, la segunda tiene la funda, y me paga pa´que se lo hunda, la tercera me quita el estrés, polvos corridos, siempre echamos tres”.

¿Fuerte? Quizá con música no lo sea tanto, o es más a lo mejor hasta la has bailado. Son fragmentos de famosas canciones de reggaetón que van de las 15 hasta las 910 millones de reproducciones en internet. De un género entre reggae, hip hop, dancehall e hispano que sigue dando mucho de qué hablar.

Ahora, el tema salió porque el senador Salomón Jara propuso prohibir y sancionar la difusión de estos videos y mensajes en radio, televisión, cine e incluso música ya que alienta la violencia contra las mujeres.

Una propuesta basada en un estudio de la Universidad de Chile que analiza la violencia física, psicológica y simbólica contra la mujer por parte del reggaeton.

Esta propuesta busca modificar los artículos 10, 63 y 103 de la Ley de Radio y Televisión y de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, que dicho sea de paso, quedo sin efecto desde agosto del 2014.

Pero bueno, la intención ahí está. Dotar a la Secretaría de Gobernación de facultades para prevenir y sancionar expresiones o contenidos que promuevan el lenguaje machista y estereotipos de género y constituyan modalidades de violencia contra la mujer.

Pero aquí viene lo interesante. Es menester del Gobierno prohibir o regular. ¿Permitir que la autoridad censure no es un arma de doble filo que hoy podría aplicar en la música y mañana en el intercambio de ideas? 

 Qué pasaría si mejor adoptamos nuestro compromiso como sociedad y partimos de la educación en casa o desde las escuelas.

Empezaremos a prestarle atención a las letras, dejáramos de proponerlas en festivales o vaciando las pistas en antros y bares. ¿No es esto un mejor camino a un cambio de verdad? O se lo dejaremos todo a papá gobierno.

Ahora que si jugamos al abogado del diablo, quizá de manera muy velada, pero no les parece que las letras que les acabo de leer parten del consenso y dejan ver la libertad sexual que puede ejercer una mujer.

Aun así, no queda claro quién tiene el control. O no al menos como aquella que dice Te vas porque yo quiero que te vayas, a la hora que yo quiera te detengo… a caray, olvídenlo, eso no es reggaetón.

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