
Miles de personas se manifestaron en Buenos Aires contra la reforma laboral impulsada por Javier Milei, mientras la CGT advirtió sobre posibles paros nacionales
Miles de manifestantes se concentraron este jueves en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, para expresar su rechazo a la reforma laboral promovida por el presidente argentino Javier Milei. La movilización fue convocada por la Confederación General del Trabajo, principal central sindical del país, y marcó la primera gran protesta contra la iniciativa que actualmente se discute en el Senado.
El proyecto, que comenzó a ser analizado por la Cámara alta el miércoles, propone modificaciones profundas al marco laboral vigente. Entre los puntos más cuestionados por los sindicatos se encuentran las restricciones al derecho de huelga, la reducción de indemnizaciones y la posibilidad de establecer jornadas laborales de hasta 12 horas. Aunque la propuesta oficial señala que los cambios se aplicarían mediante acuerdos entre las partes, las organizaciones gremiales advierten que la desigualdad de poder en las negociaciones afectaría principalmente a los trabajadores.
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Durante la protesta, los manifestantes portaron pancartas y consignas en defensa de los derechos laborales. Entre ellos estuvo Julio Barroso, trabajador químico y delegado sindical de 51 años, quien expresó que “la reforma trata que el compañero se pelee con el compañero de al lado”. A su juicio, el proyecto busca “que los trabajadores pierdan fuerza colectiva para defenderse, fomentar el ‘sálvese quien pueda’ y emparejar para abajo”, mientras alrededor se leían mensajes como “No hay paz sin pan ni trabajo”.
Desde el gobierno, en contraste, se sostiene que la legislación laboral vigente constituye un freno para la creación de empleo formal. Las autoridades argumentan que las normas actuales desincentivan las contrataciones y contribuyen a que cerca del 40 por ciento de la fuerza laboral se mantenga en la informalidad, en un contexto económico marcado por la recesión. La reforma, aseguran, permitiría dinamizar el mercado laboral mediante contratos más flexibles y una reducción de las cargas patronales.
En ese sentido, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, afirmó el miércoles ante una comisión del Senado que la ley actual “paraliza contrataciones” debido a que “hay temor de entrar en un mundo que resulta conflictivo”. Sin embargo, para Pablo Ríos, trabajador hospitalario de 44 años que participó en la movilización, “esta ley que está pensada para el empresario o el dueño de la empresa, no va a funcionar”.
La jornada de protesta incluyó también medidas de fuerza impulsadas por distintos gremios, entre ellos los controladores aéreos, que realizaron paros rotativos. Además, la CGT denunció a través de redes sociales la instalación de retenes policiales que habrían impedido el ingreso de autobuses con manifestantes, lo que, según la central obrera, buscó reducir la magnitud de la movilización. La dirigencia sindical advirtió que, de avanzar la reforma sin cambios, podrían convocarse nuevas protestas e incluso un paro nacional.







