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Protestas en Hong Kong por la ley de extradición se tornan violentas

La jefa del ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, rechaza retirar la ley y no dudó en calificar las protestas de “disturbios organizados”

La policía de Hong Kong disparó balas de goma y gases lacrimógenos contra los manifestantes que lanzaron botellas de plástico el miércoles como protesta contra un proyecto de ley de extradición que permitiría que la gente fuera enviada a China continental para ser juzgada, en unas concentraciones que se convirtieron en un caos violento.

Decenas de miles de manifestantes se habían reunido pacíficamente frente a la asamblea legislativa de la ciudad controlada por China antes de que los ánimos se encendieran, y algunos golpearan a la policía con paraguas.

La policía les advirtió: “Usaremos la fuerza”.

Las ambulancias se dirigían hacia el área de la protesta mientras el pánico se extendía entre la multitud, y muchas personas trataban de huir del ardiente gas lacrimógeno. Algunas tiendas echaban el cierre en el cercano IFC, uno de los edificios más altos de Hong Kong.

El jefe de policía Stephen Lo advirtió a los manifestantes que “deben detener la violencia”, y pidió a los residentes que se mantengan alejados de una “situación de disturbios”. Confirmó que la policía estaba usando balas de plástico.

Los manifestantes, la mayoría jóvenes vestidos de negro, levantaron barricadas mientras se preparaban para una prolongada ocupación de la zona, en escenas que recordaban a las protestas a favor de la democracia que bloquearon la antigua colonia británica en 2014.

Los manifestantes protestaron en Lung Wo Road y en los alrededores de esta arteria principal, que cruza la ciudad de este a oeste, cerca de las oficinas de la asediada jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, mientras cientos de policías antidisturbios les advirtieron que dejaran de avanzar.

La oposición al proyecto de ley del domingo desencadenó la mayor manifestación política de Hong Kong desde su traspaso del gobierno británico al chino en 1997, en virtud de un acuerdo de “una vez país, dos sistemas” que le garantizaba una autonomía especial, incluida la libertad de reunión, la libertad de prensa y la independencia del poder judicial.

Pero muchos acusan a China de haberse inmiscuido mucho desde entonces, incluyendo la obstrucción de las reformas democráticas, la interferencia en las elecciones locales y la desaparición de cinco libreros con sede en Hong Kong, a partir de 2015, que se especializaron en obras críticas con los líderes chinos.

Lam ha prometido seguir adelante con la legislación a pesar de las profundas preocupaciones en el centro financiero asiático, incluso entre los líderes empresariales, de que podría socavar esas libertades y la confianza de los inversores y erosionar las ventajas competitivas de la ciudad, y este miércoles no dudó en calificar las protestas de “disturbios organizados”.

El Gobierno dijo que el debate sobre el proyecto de ley que debía tener lugar el miércoles en el Consejo Legislativo de la ciudad, de 70 escaños, se retrasaría hasta nuevo aviso.

El parlamento, dominado por los diputados favorables al gobierno de Pekín, anunció por el momento el aplazamiento del debate a “una fecha ulterior”.

Los enfrentamientos recuerdan el Movimiento de los Paraguas de 2014, las grandes protestas prodemocráticas que llevaron a miles de personas a paralizar durante dos meses barrios enteros de esta megalópolis y a enfrentarse a la policía pero sin resultados palpables.

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Fotografía del movimiento “Black Lives Matters”

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