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¿Qué pasó en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014?

El 26 de septiembre de 2014 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa llegaron a Iguala, con el fin de tomar autobuses para viajar a la Ciudad de México el 2 de octubre y participar con otras normales rurales del país en la manifestación por el aniversario de la masacre de Tlatelolco

¿Qué sucedió?

A las 12 del día, policías estatales impidieron la toma de un camión de la línea Estrella de Oro por estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa afuera de la terminal de autobuses en Chilpancingo.

Era la segunda ocasión en una semana que policías frustraban la toma de autobuses del servicio público en la capital. Apenas el 22 de septiembre estatales y federales evitaron que los alumnos de Ayotzinapa abordaran camiones en la carretera federal México-Acapulco, cerca del crucero de Tierras Prietas.

En esas fechas, los estudiantes de Ayotzinapa participaban en acciones de protesta para exigir plazas docentes con el Frente Unido de Normales Públicas del Estado de Guerrero (FUNPEG) y recibieron la encomienda de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FESCM) de trasladar a los estudiantes de las normales rurales a la marcha del 2 de octubre en la Ciudad de México, que se reunirían previamente en Guerrero.

A las 5:30 de la tarde unos cien estudiantes de nuevo ingreso salieron de la Normal en dos autobuses Estrella de Oro, el 1531 y 1568. Con ellos salieron algunos de grados superiores para apoyar a los coordinadores de segundo año que iban al frente de la operación.

Entre 7:30 y 8 de la noche llegaron a Iguala, comenzaba a oscurecer. El 1531 se quedó en la carretera federal, en El Rancho del Cura, en el cruce que lleva al municipio de Huitzuco, para pedir cooperación por boteo. El 1568, siguió hasta la caseta de cuota para tomar autobuses.

En la caseta estaban policías de la Fuerza Estatal que se retiraron a la llegada de los estudiantes, y policías federales del otro lado de carretera de cuota haciendo señales a los autobuses para que se regresaran antes de cruzar la caseta, mientras los pasajeros bajaban y atravesaban caminando. Los estudiantes casi se retiraban cuando recibieron una llamada del camión que se encontraba en El Rancho del Cura.

Allá se “enganchó” un autobús Costa Line, como los pasajeros insistieron en quedarse en el vehículo, enviaron en él a ocho estudiantes para dejarlos afuera de la terminal en el centro de la ciudad, antes de volver a Tixtla.

Pero el conductor no detuvo el camión, se metió a las instalaciones, y los ocho estudiantes llamaron por teléfono a sus compañeros.

“Al llegar a la terminal el chofer nos dijo que le esperáramos diez minutos, pasando como media hora, durante de ese tiempo estuvimos insistiendo al chofer que se apurara pues teníamos que volver a la Normal, que se estaba haciendo más noche. Al ver que el chofer no hacía caso, y nosotros aún arriba del autobús, miramos que había unos policías en la reja, y los guardias en la terminal. Un compañero le marcó a uno de los que se habían quedado en el crucero de Huitzuco, para que fueran a la terminal pues ya no nos dejaban salir,” dice uno de los testigos.

Las cámaras de vigilancia de la terminal dieron cuenta de la llegada de dos camiones Estrella de Oro con los normalistas de Ayotzinapa a las 9:12 de la noche, y su salida a las 9:22 con dos autobuses más de la empresa Costa Line.

En el mismo video se observa a pocos minutos la llegada de policías municipales con arma en mano y el secretario de Seguridad Pública municipal, Felipe Flores Velázquez, hablando por teléfono o radio. Luego, llegando un grupo de civiles caminando, el que va enfrente parece que está dando instrucciones y señala la dirección que tomaron los estudiantes.

Por una puerta trasera de la calle Altamirano salió el quinto autobús Ecoter 3278 de la empresa Estrella Roja, oculto en la primera fase de la investigación y que llevó a los expertos extranjeros a formular una hipótesis que podría explicar la amplia coordinación de diferentes corporaciones y grupos extendida en tres municipios para evitar a toda costa la salida de camiones de la ciudad: proteger el trasiego de heroína y dinero del narcotráfico en autobuses del servicio público.

En Iguala, a las 9:20 de la noche los autobuses Costa Line 2012, 2510, y el Estrella de Oro 1568 salieron de la terminal por la calle Galeana, donde los estudiantes tuvieron un percance con policías municipales con disparos al aire.

Avanzaron por la avenida Juan Álvarez, para tomar el Periferico Norte y salir a la carretera federal rumbo a Chilpancingo, y se encontraron de frente con cinco patrullas.

No pudieron seguir porque antes de entrar al Periférico, una mujer policía atravesó y abandonó una patrulla a media calle, y obligó a los estudiantes a bajar del camión por segunda ocasión.

Mientras unos estudiantes lanzaban piedras, otros abordaron la patrulla, le quitaron el freno y la empujaron para abrir el paso. En ese momento, uno de los estudiantes que empujaba el vehículo, recibió un balazo en la cabeza. Este hecho se registró en el C-4 a las 9:50 de la noche.

Las llamadas de auxilio de los estudiantes quedaron registradas en el número de emergencias 066, conectado al C-4, pidiendo una ambulancia.

Algunos estudiantes dieron cuenta de la violencia con que policías municipales bajaron a los alumnos del tercer autobús, que iba en la retaguardia.

Las dos camionetas Urvan que salieron de la Normal Rural con integrantes del Comité Estudiantil y alumnos –unas 20 o 25 personas en cada una–, llegaron a Iguala a media noche. No había electricidad en casas y negocios, sólo funcionaban algunas luces de alumbrado público. También llegaron maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG) y activistas.

Sus compañeros ya habían salido de sus refugios, intentaban resguardar la escena con cientos de casquillos percutidos, y llamaron a reporteros de Iguala y Chilpancingo para hacer la denuncia.

Horas después, al ofrecer una conferencia de prensa, fueron atacados de nueva cuenta por elementos de la policía municipal. Ahí fueron detenidos 43 normalistas a lo que trasladaron en camionetas y patrullas.

El equipo de futbol Avispones de Chilpancingo, también fue agredido, uno de sus jugadores falleció.

El saldo de ese día fue de seis muertos, 16 heridos y en un principio 57 normalistas desaparecidos (según la Procuraduría General de Justicia del estado).

El día en el que 43 estudiantes desaparecieron en Iguala, en el estado de Guerrero, la esposa del alcalde estaba terminando un discurso a los dignatarios locales sobre servicios sociales a familias, mientras los vecinos esperaban para un baile de celebración posterior.

Javier Monroy, un activista de Chilpancingo para las familias de los desaparecidos, dijo que la brutalidad del ataque “no tuvo sentido”, pero podría haber sido provocado por el cártel local, Guerreros Unidos, que pensó que los estudiantes iban a interrumpir el discurso de Pineda.

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