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Raúl Castro deja el mando de Cuba en manos de Díaz-Canel

Un burócrata de 57 años tomará el relevo a Raúl Castro como presidente de Cuba el jueves, mientras el gobierno trata de garantizar la supervivencia en el largo plazo de uno de los últimos países comunistas del mundo

Cuba iniciará este jueves una nueva era cuando el octogenario general Raúl Castro entregue la presidencia a Miguel Díaz-Canel, un civil casi 30 años menor a quien el Partido Comunista preparó para dirigir los destinos de la isla, después de casi seis décadas.

Hasta ahora número dos del gobierno, Miguel Díaz-Canel Bermúdez recibirá -en la víspera de su cumpleaños número 58- la decisión de la Asamblea Nacional de Cuba, que sometió a votación la propuesta para ungirlo como sucesor de los hermanos Fidel y Raúl Castro al frente del país.

Aunque el escrutinio se conocerá este jueves desde las 09:00 horas locales, luego del anuncio de su candidatura única el miércoles Díaz-Canel se estrechó en un abrazo con Raúl Castro, adelantando el resultado, en medio de aplausos de los diputados presentes en el Palacio de las Convenciones de La Habana.

Primer vicepresidente desde 2013, este ingeniero electrónico de cabello cano y amante de Los Beatles escaló discretamente en la línea de mando, respetando los caminos establecidos dentro del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único).

Raúl, de 86 años, lo trajo a su lado, le encargó representar al gobierno en visitas oficiales al extranjero y lo preparó para asumir el cargo más importante en la isla, mientras la prensa estatal le iba dando más espacio.

Recordado por ser un dirigente que andaba en short y bicicleta, ha sabido darse una imagen más fresca y moderna, abogando por el desarrollo de internet y de una prensa más crítica. Sin embargo ha sido severo contra los opositores o los diplomáticos propensos a criticar públicamente al gobierno.

A cargo de liderar una transición histórica en un primer mandato de cinco años, será el primer líder cubano nacido después de la revolución de 1959 y tendrá que forjar una legitimidad que fue natural en los Castro.

“Es difícil evaluar la capacidad de Díaz-Canel para ser presidente (…) Viene del sistema pero es la rigidez del sistema el mayor obstáculo para avanzar con los cambios económicos y políticos necesarios.(…) Será una prueba de su habilidad política” consideró Michael Shifter, presidente del grupo de investigación Diálogo Interamericano, en Washington.

El nuevo presidente tendrá que mantener el equilibrio entre la reforma y el respeto a los principios revolucionarios, pero deberá esforzarse por actualizar el modelo económico, un proyecto iniciado por Raúl Castro.

La tarea más urgente es la unificación de las dos monedas nacionales que circulan en el mercado, además de la eliminación de tasas de cambio preferenciales para empresas estatales -que son la mayoría en la isla-, situación que genera distorsiones en una economía golpeada además por el embargo impuesto por Estados Unidos desde 1962.

A nivel diplomático, el futuro jefe del ejecutivo cubano deberá lidiar con el retorno de Washington al lenguaje de la confrontación, recrudecido con la llegada de Donald Trump al poder, quien dio marcha atrás al acercamiento de finales de 2014.

Nominan a Miguel Díaz-Canel como sucesor de Raúl Castro

 

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