
Con meses de preparación y el apoyo de decenas de voluntarios, familias y comunidades se organizaron para alimentar a miles de fieles que acudieron a la Basílica de Guadalupe en vísperas de las tradicionales mañanitas.
La generosidad volvió a hacerse presente en los alrededores de la Basílica de Guadalupe, donde don Mario y un equipo de 42 colaboradores regalaron cerca de cuatro toneladas de alimentos a los peregrinos que arribaron el 11 de diciembre, previo a las celebraciones por el 494 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.
Con una planeación que inicia hasta con seis meses de anticipación, don Mario instala un puesto tubular cubierto con lona blanca en el que se preparan diversos guisados servidos en tacos. Entre las opciones que se ofrecieron este año estuvieron chicharrón en salsa verde, pollo en mole, arroz, huevo con jamón, salchicha a la crema y costillas de cerdo. Además, el menú se amplió con tostadas de pata y tacos de pescado.
En total, se distribuyeron alrededor de 3 mil 200 kilos de guisados y 700 kilos de tortillas. Las labores de cocina comenzaron desde el 9 de diciembre para garantizar que los alimentos estuvieran listos para los miles de caminantes que avanzaban hacia el recinto mariano.
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Esta muestra de apoyo no fue la única. A lo largo de las principales vialidades, distintas familias y comunidades se sumaron a la ayuda. Tal fue el caso de una familia ubicada a un costado del Circuito Interior, en la zona de Peñón de los Baños, que instaló mesas al pie de un puente peatonal para ofrecer comida caliente a decenas de fieles. A pesar del frío y de la madrugada, repartieron atole, café, chilaquiles, bolillos y otros alimentos preparados con dedicación.
Las autoridades estiman que durante el mes de diciembre, especialmente en esta semana, la Basílica de Guadalupe reciba hasta 13 millones de visitantes. Para muchos de ellos, la fe se traduce también en actos de agradecimiento. Alexis Pérez, dedicado a la fotografía de eventos sociales, decidió compartir alimentos con los peregrinos como una forma de retribuir las bendiciones que atribuye a la Virgen de Guadalupe, cuya devoción —dice— heredó de su madre.
Cada mañana, Alexis encomienda su trabajo y el de su equipo a la Guadalupana, especialmente porque muchas de sus actividades inician antes del amanecer. Para él, como para miles de fieles, la fe es una guía que se refleja tanto en el esfuerzo diario como en la solidaridad con quienes comparten el mismo camino.







