
Más de 11 mil hectáreas están en riesgo por el posible desbordamiento del afluente en el Bajío michoacano.
Las intensas lluvias registradas en las últimas semanas en el Bajío michoacano han elevado los niveles del río Lerma a más del 80% de su capacidad, lo que ha encendido las alertas entre autoridades y agricultores por un posible desbordamiento que podría afectar más de 11 mil hectáreas de cultivos, principalmente de maíz y sorgo, en municipios como Penjamillo.
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La situación se ha complicado tras el desfogue de presas como la Solís, en Guanajuato, lo que incrementó el volumen del afluente en zonas de riesgo. Roberto Arias, representante de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), advirtió que localidades como Angamacutiro, Maravatío, La Piedad y Penjamillo podrían registrar inundaciones. En La Piedad, el río pasa a escasos metros del centro urbano, lo que ha motivado la colocación de barreras de contención con costales de arena en comunidades como Las Huertas y La Luz.
Aunque la Secretaría de Desarrollo Rural (Sedar) reporta que solo el 1% de los cultivos en zonas como Coahuayana y Aquila ha resultado afectado hasta el momento, el pronóstico de lluvias continuas hasta septiembre mantiene en estado de alerta a las autoridades estatales.
A esta situación se suma el impacto previo de la sequía: Sedar estima que cerca de 58 mil hectáreas de cultivos se perdieron por falta de agua, afectando a más de 20 mil productores en municipios como Tuzantla, Churumuco y Huetamo.
Mientras tanto, Protección Civil de Huanímaro ha intensificado los monitoreos diarios en puntos estratégicos como el Dique de Markazusa, donde los niveles del río se mantienen entre el 50% y 70%. Aunque no se han reportado daños mayores, los operativos preventivos continúan ante la posibilidad de un aumento súbito del caudal.
El temor por un eventual desbordamiento se mantiene latente, mientras comunidades agrícolas del Bajío se preparan para enfrentar las consecuencias de un clima cada vez más impredecible.
Con información de Excelsior