El Castillo de Windsor, residencia principal de William, Kate y sus hijos, fue asaltado el mes pasado.
La delincuencia y la inseguridad pueden afectar a cualquier persona, sin importar su estatus social, lugar de residencia o incluso si son famosos o miembros de la realeza, quienes suelen contar con amplias medidas de seguridad.
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Recientemente se dio a conocer que el príncipe William y su esposa, Kate Middleton fueron víctimas de los amantes de lo ajeno, luego de que se reportara que un grupo de ladrones irrumpió en el Castillo de Windsor, donde reside la pareja real.
De acuerdo con el medio sensacionalista, TMZ, el Castillo de Windsor, una de las muchas propiedades del rey Carlos III y donde William, Kate y sus hijos tienen su residencia principal, fue asaltado el mes pasado: dos sospechosos irrumpieron en el terreno y robaron dos vehículos.
La policía de Thames Valley compartió con NBC News el lunes que un robo reportado ocurrió “en una propiedad en terrenos de Crown Estate” el domingo 13 de octubre, en donde los sospechosos entraron alrededor de las 23:30 horas.
La policía detalló que los ladrones entraron en el castillo a través de un edificio de una granja, y tras realizar el atracó, escaparon a bordo de los vehículos robados, una camioneta Izuzu negra y un quad rojo, hasta que llegaron a un pueblo cercano, en donde se perdió su rastro y continúan en libertad, mientras las investigaciones siguen en curso.
El príncipe William y Kate Middleton, no viven directamente en el Castillo de Windsor, ellos residen en Adelaide Cottage, que se encuentra a sólo unos pocos metros de donde ocurrió el robo.
El rey Carlos III y la reina Camila son propietarios del Castillo de Windsor, pero residen principalmente en Clarence House, que se encuentra no muy lejos del famoso Palacio de Buckingham en Londres, la propiedad que sirve como residencia oficial del monarca.
Esta no es la primera vez que el Castillo de Windson es atracado, en el pasado, ha enfrentado otras violaciones de seguridad, incluido un incidente el día de Navidad en 2021, cuando un hombre trepó una valla con una ballesta con la esperanza de matar a la reina Isabel II cuando ella se encontraba en la propiedad.
