
Un robot logró voltear un huevo tras observar un video sin programación previa, un avance que redefine cómo las máquinas pueden aprender habilidades complejas
La robótica acaba de dar un giro inesperado con un experimento que parece salido de la ciencia ficción. Un robot fue capaz de aprender a voltear un huevo en una sartén únicamente observando un video, sin necesidad de recibir instrucciones directas ni contar con sensores de alta tecnología.
El logro pertenece a un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign en conjunto con Columbia University, quienes buscan replantear la manera en que las máquinas adquieren nuevas capacidades. En lugar de depender de programaciones específicas, el modelo se apoya en lo que llaman Tool-as-Interface (herramienta como interfaz).
Este sistema consiste en que el robot no se enfoca en imitar los movimientos humanos, sino en analizar directamente cómo se utiliza la herramienta en la acción. De esta forma, la atención no está en la mano o el brazo, sino en la sartén, el martillo o la cuchara que ejecuta la tarea.
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Gracias a este enfoque, poco importa la forma física del robot, ya que lo relevante es el resultado obtenido sobre el objeto. Para el entrenamiento, solo se requirieron grabaciones desde dos ángulos. Con esas imágenes los especialistas reconstruyeron la escena en tres dimensiones, eliminaron al humano del video y dejaron únicamente visible la herramienta en acción.
Con esa base, el robot consiguió replicar diferentes actividades, entre ellas: clavar un clavo sin fallar, servir albóndigas con una cuchara, equilibrar una botella de vino y, de manera sorprendente, voltear un huevo como un chef experimentado.
El avance demuestra que no hacen falta laboratorios futuristas ni equipos millonarios, ya que el sistema funcionó incluso con grabaciones caseras, soportando temblores de cámara y movimientos en segundo plano.
Los investigadores señalan que este método podría abrir la puerta a un nuevo tipo de aprendizaje robótico, mucho más parecido a cómo los humanos adquieren habilidades: observando, interpretando y ejecutando.
De confirmarse su viabilidad a gran escala, la propuesta marcaría un cambio de paradigma, en el que los robots dejarían de ser máquinas rígidas programadas para tareas únicas y pasarían a convertirse en asistentes versátiles capaces de aprender de la experiencia cotidiana.