
La exhibición de sus restos tras más de un siglo revive el asombro por una de las figuras más influyentes del catolicismo.
Después de 111 años sin ser mostrados al público, los restos de Santa Teresa de Jesús han sido nuevamente expuestos en el convento de Alba de Tormes, España. Esta decisión de la Iglesia católica, en el marco del 400 aniversario de su canonización, ha despertado interés tanto por su legado espiritual como por el enigma que rodea su cuerpo incorrupto.
Te puede interesar: Tintas para tatuajes contaminadas alertan a la FDA
¿Quién fue Santa Teresa de Jesús?
Nacida como Teresa de Cepeda y Ahumada en 1515, Santa Teresa de Jesús —también conocida como Santa Teresa de Ávila— fue una mística, escritora y reformadora religiosa clave del Siglo de Oro español. Fundadora de la Orden de las Carmelitas Descalzas, promovió una vida de recogimiento, oración y reforma dentro de la Iglesia católica.
Fue canonizada en 1622 y, siglos más tarde, en 1970, el papa Pablo VI la proclamó Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer en recibir ese reconocimiento. Su obra espiritual, como Las Moradas o Camino de perfección, continúa siendo estudiada y valorada por teólogos y creyentes en todo el mundo.
Un cuerpo que desafía el tiempo
Uno de los aspectos que más llama la atención es el estado físico del cuerpo de la santa, fallecida en 1582. Según testigos y documentos históricos, sus restos se mantienen sorprendentemente preservados, especialmente el rostro y las manos. Este fenómeno es conocido en la tradición católica como “incorruptibilidad”, asociado a una señal de santidad extraordinaria.
Si bien partes de su cuerpo fueron convertidas en reliquias —como su mano, corazón y hasta un dedo, repartidos en distintos lugares—, el torso permanece en el convento carmelita donde hoy es exhibido bajo estrictas medidas de conservación.
Un legado que sigue vivo
Más allá del fenómeno físico, la figura de Santa Teresa continúa inspirando. Su pensamiento místico y su profunda introspección espiritual han influido no solo en el ámbito religioso, sino también en la literatura, la filosofía y el feminismo cristiano. La Iglesia considera la muestra de sus restos como una oportunidad para reforzar la conexión de los fieles con su vida y mensaje.
La exposición pública, aprobada por autoridades religiosas, ha despertado también interés cultural e histórico, atrayendo a peregrinos, estudiosos y visitantes que encuentran en esta figura del siglo XVI un puente entre la fe y lo inexplicable.
Con información de Excelsior