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Se suicida pediatra del Hospital del Niño Poblano

Compañeros de Zyanya aseguran que en el hospital se vive acoso sistemático

El pasado miércoles 16 de mayo, Zyanya Estefanía Figueroa Becerril, pediatra internista del Hospital del Niño Poblano (HNP), se suicidó en el baño de su departamento de la avenida Real de Zavaleta, ante el acoso laboral sistemático que sufría por parte de los médicos residentes.

La doctora de 26 años, originaria de la Ciudad de México, fue encontrada colgada de la regadera del baño luego de que, tras su ausencia en la guardia del día, sus compañeros fueran a buscarla.

Los denunciantes afirmaron que la directora del HNP, Enedina González y el subdirector Jorge Jiménez realizaron una junta con los médicos internistas para confirmar el suicidio de Zyanya Estefanía, pero no hubo ninguna represalia ni se cuestionó el actuar de los superiores con la joven pediatra.

“El acoso es sistemático, es una costumbre en este hospital“, acusaron compañeros de la hoy occisa.

Zyanya, quien cumplía su residencia en la especialidad de pediatría en el Hospital del Niño Poblano, fue descrita por sus familiares como una mujer introvertida, amable, dedicada a su trabajo, solidaria y con toda la capacidad para ser una buena pediatra.

Junto con su cadáver, fue localizada una carta póstuma en la que pide perdón a sus padres y deja entrever el pánico que sufría en su lugar de trabajo, donde no conseguía confiar en sus propias capacidades.

Este es el contenido del mensaje:

Mamá y papá: Perdónenme!!

Quiero que entiendan que ustedes no tuvieron la culpa de nada, al contrario… Les agradezco por apoyarme y aguantarme tanto. Ustedes eran mi único motivo para seguir adelante pero hoy ya no tengo las fuerzas para seguir, ya no sé estar aquí, estoy cansada de vivir y fingir que estoy bien, lamento no haber sido lo que ustedes merecían.

Nunca fui buena hija, ni buena hermana, ni buena amiga y mucho menos buena en el hospital. Ahí ni yo misma confiaba en mí y ni se imaginan el pánico que sentía al estar frente a un paciente. Soy un fracaso. Y ya no le encuentro ningún sentido a mi vida, simplemente siento que la vida no es para mí y me da miedo seguir.

Sólo espero que algún día me perdonen y que sigan adelante.

Los amo con todo mi corazón.

 

Con información e imagen de Periódico Central

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