
Las autoridades argentinas han arrestado a un sexto implicado en el brutal triple femicidio ocurrido en la provincia de Buenos Aires, un caso vinculado presuntamente al narcotráfico que ha conmocionado al país por la crudeza de los hechos y la difusión del crimen en redes sociales.
El nuevo detenido es un hombre de 29 años, acusado de haber sido contratado por una organización delictiva para cavar la fosa en la que posteriormente fueron enterrados los cuerpos de Morena Verdi, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez, quienes fueron previamente torturadas y descuartizadas. La detención se produjo el sábado por la noche en la localidad de Florencio Varela, al sur del Gran Buenos Aires, el mismo lugar donde, días atrás, fueron hallados los restos de las jóvenes.
Durante la jornada del sábado, familiares de las víctimas y miles de ciudadanos marcharon en la ciudad de Buenos Aires para exigir justicia y el esclarecimiento total del caso, que la policía ha calificado como un presunto ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico. Morena y Brenda, de 20 años, y Lara, de 15, fueron vistas por última vez el viernes 19, cuando abordaron voluntariamente un automóvil que las llevó hasta la vivienda de Florencio Varela donde ocurrieron los hechos.
Según indicó el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, los femicidios fueron transmitidos en tiempo real a través de redes sociales, específicamente a un grupo cerrado de unas 45 personas. El objetivo habría sido enviar un mensaje intimidatorio por el supuesto robo de estupefacientes, en lo que fue calificado como un acto “ejemplarizante” por parte de los responsables.
Con esta nueva aprehensión, el número total de detenidos asciende a seis: tres hombres y dos mujeres ya estaban bajo custodia policial. Todos enfrentan cargos por “homicidio agravado por alevosía”, de acuerdo con declaraciones del abogado Gonzalo Fuenzalida, quien representa a la menor de las víctimas.
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Mientras tanto, continúa la búsqueda del presunto autor intelectual del crimen, identificado como un joven de 20 años de nacionalidad peruana, conocido con el alias de “Pequeño J”. La policía lo señala como un narcotraficante con base de operaciones en el barrio marginal de Zavaleta, en el sur de la capital. Las autoridades han difundido su identidad y fotografía, y el fiscal Adrián Arribas ha solicitado una orden de captura internacional para facilitar su localización.
Uno de los detenidos, acusado de haber brindado apoyo logístico al grupo, fue arrestado en la ciudad fronteriza de Villazón, en Bolivia, a donde habría escapado poco después de la masacre. Las autoridades también están tras la pista de otro hombre, de 23 años, considerado el principal colaborador de “Pequeño J” dentro de la organización criminal.
Las tres jóvenes vivían en un barrio de alta vulnerabilidad social y, según reportes de prensa que citan fuentes cercanas a la investigación, podrían haber sido atraídas bajo el engaño de una propuesta relacionada con trabajo sexual. Una de ellas era madre de un niño pequeño de apenas un año.