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#SerMujerEnMéxico es encontrar #LaMuerteEnCasa: Campira

En las primeras horas dicen que Campira se suicidó, pero gracias al video de una cámara de seguridad, más tarde se dan cuenta que es un feminicidio

El día 30 de diciembre del 2016, es la última vez que Margarita y Campira pueden platicar. Acostumbraban a hablar dos o tres veces al día y escribirse constantemente.

«El día 31 intente muchísimo hablar por teléfono, nadie contestaba, y a su celular se oía como si estuviera muerto», recuerda la señora Margarita Alanís, mamá de Campira.

Es entonces que decide llamar a Cuauhtémoc, un amigo para que vaya hasta la casa de Campira.

«Que Jorge salió y lo atendió, que le dijo que Campira estaba dormida que ya no podía salir. Dice, no pues dile que está bien que está dormida, entonces cuando se fue Cuauhtémoc a su casa me habló por teléfono y me dijo, si quiere hago otra cosa usted dígame que hago, usted nada más dígame, dije lo importante es que no esté sola», explica Margarita. 

Así, el 1 de enero de 2017 espera hasta medio día para poder hablar con su hija, pero sigue sin respuesta, por lo que decide buscar al novio de Campira y le manda un mensaje de WhatsApp, en el que le respondió que se encontraba lejos, pero «ella está en la casa».

Margarita decide buscar a Aldo, expareja de Campira y papá de su hija Alexa para que vaya hasta la casa y vea qué ocurre, llegando cerca de las 8:00 de la noche, para encontrarla muerta.

Al hallarla acostada, casi de lado como si estuviera dormida y con su cabello muy cortado, Aldo llama a la policía, pero también se pide el auxilio de los bomberos porque había olor a gas.

En las primeras horas dicen que Campira se suicidó, pero gracias al video de una cámara de seguridad, más tarde se dan cuenta que es un feminicidio y el principal sospechoso es Jorge «N», pareja de Campira.

«Que la llevó a la muerte fue la asfixia por estrangulación, no sé cuánto tiempo tal vez media hora o 40 minutos, sale Jorge con una mochila grandotota así, esas que usan para acampar en su espalda, ósea se lleva sus cosas, sale y se va,», relata Margarita.

Después de 8 meses de investigación y de búsqueda, Jorge «N» fue ubicado en Guatemala durmiendo debajo de un puente, y tras ser entregado a la policía mexicana, se le trasladó a la Ciudad de México en donde actualmente está preso a la espera de ser sentenciado por la muerte de Campira, quien dejó en la orfandad a sus dos hijos, Vladimir de 14 años y Alexa de 5 años.

Como un botón de muestra de las víctimas invisibles de los feminicidios, ambos menores han quedado al cuidado de sus abuelos, quienes a su edad regresan a la dinámica de tener hijos, pero sin las fuerzas de la juventud.

Campira fue asesinada por el hombre de quien estaba enamorada, por aquel de quien no le importó la apariencia de un sujeto extrovertido y lleno de tatuajes, y quien ahora se sabe que era buscado por presuntamente haber asesinado al menos a dos de sus novias en 2014 y 2016.

Y es que, Jorge “N” aparentaba llevar una vida normal trabajando en bares y restaurantes, donde ya que se ganaba la confianza de sus víctimas, las enamoraba y acudía a sus casas para asesinarlas.

Una vez que las ultimaba, les cortaba un mechón del cabello como un trofeo y alterando la escena del crimen para simular un suicidio.

Con información de Carlos Jiménez

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