
Elisabet Vogler deja de hablar y Alma la cuida; Bergman explora el encuentro de dos mujeres y sus silencios, revelando crisis y autodescubrimiento.
En Persona, Ingmar Bergman nos invita a adentrarnos en un territorio donde las palabras se vuelven prescindibles y los silencios hablan más que cualquier discurso. La historia sigue a Elisabet Vogler, una actriz consagrada que, tras perder la voz durante una representación de Electra, ingresa a un hospital donde los médicos no encuentran explicación alguna a su mutismo. A su cuidado se encuentra Alma, una joven enfermera de 25 años cuya vida parece transcurrir con la normalidad de los sueños convencionales: el trabajo, el novio, los planes de futuro. Sin embargo, el encuentro de ambas mujeres desata un proceso de introspección y cuestionamiento que las transforma profundamente.
Bergman, lejos de ofrecernos un guion cinematográfico al uso, construye un texto que se asemeja más a una melodía literaria que a un simple relato visual. Como apunta Jonás Trueba en el prólogo, el libro logra acercarse al lector común de novelas, seduciéndolo y confrontándolo sin necesidad de efectos ni indicaciones técnicas. La fuerza de Persona reside en su capacidad para interrogar: Alma confiesa y desnuda su interior ante Elisabet, contagiándose de su silencio y descubriendo que, quizá, ambas han estado interpretando roles que no reflejan su verdadero ser.
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El relato, marcado por la convivencia entre la calma y el fragor, se desarrolla en un hospital y una casa frente a una playa brumosa, rodeada de acantilados. La naturaleza refleja la tensión interna de las protagonistas: el viento, la arena, las olas y la niebla son testigos mudos de sus procesos de autodescubrimiento. Bergman construye un espejo entre las dos mujeres, un reflejo de sus miedos, deseos y crisis existenciales. La confrontación final, intensa y dolorosa, revela la profundidad de la exploración del ser y la relación con los otros.
Publicado en 2018 por Nórdica Libros, con traducción de Carmen Montes y prólogo de Trueba, Persona se revela como un texto diáfano, poético y profundamente humano. Sus 9108páginas invitan a una lectura pausada, a penetrar en los intersticios de la conciencia y a sentir, junto con Elisabet y Alma, la complejidad de vivir e interpretarse a uno mismo. Este libro no solo permite comprender la película de 1966, sino que también se sostiene como una obra literaria autónoma, capaz de conmover y hacer reflexionar.
Sumérgete en las páginas de Persona y descubre que a veces el silencio es el lenguaje más elocuente del alma.