
Andy Summers y Stewart Copeland, antiguos integrantes de The Police, llevaron a Sting ante un tribunal londinense por un conflicto de regalías
La historia de tensiones dentro de The Police, una de las bandas más emblemáticas del rock británico, vuelve a ocupar titulares. Esta vez, el conflicto entre sus integrantes no tiene que ver con la música, sino con un juicio que enfrenta a Sting con Andy Summers y Stewart Copeland. Los excompañeros del cantante lo acusaron de no entregarles las regalías que les corresponderían y decidieron recurrir a los tribunales del Reino Unido.
De acuerdo con información publicada por Daily Mail, Summers y Copeland intentaron sin éxito resolver el asunto en privado antes de dar el paso legal. El caso fue registrado en el Tribunal Superior de Londres como una disputa relacionada con “contratos y acuerdos comerciales generales”. Según las fuentes citadas, los músicos reclaman sumas millonarias por pagos que, aseguran, no han recibido. “Dicen que se les deben millones en regalías perdidas”, detalló una fuente cercana.
The Police, formada en 1977, alcanzó reconocimiento mundial con discos como Reggatta de Blanc y Synchronicity. Aunque su carrera fue breve, su impacto marcó una época. Sin embargo, los roces internos nunca desaparecieron. Sting reconoció en una entrevista de 1983 que el grupo no era fácil de sostener: “No es una relación fácil, de ninguna manera. Somos tres individuos muy autónomos, y una banda es la mayoría de las veces una alianza artificial. Hay tensiones, pero creo que hay un gran amor entre nosotros y un respeto genuino. No puedo pensar en dos músicos con los que prefiera tocar. Pero ninguno de nosotros es fácil para trabajar. No es todo camaradería, y nunca lo fue”.
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Las fricciones marcaron también la creación musical. Durante la grabación de Synchronicity, el último álbum de estudio de la banda, los tres músicos evitaron compartir tiempo en el mismo estudio, trabajando por separado. Copeland, baterista del grupo, fue uno de los más críticos con Sting. En declaraciones recogidas por Daily Mail, lo calificó de “egoísta, narcisista y misántropo”, asegurando que su ego “es tan grande que es visible desde la luna”.
En su libro Police Diaries 1976-9, Copeland describió la relación entre ellos con una metáfora que retrata bien la dinámica del trío: “Nos queremos, pero no somos aves del mismo plumaje. Si él está teniendo un momento sereno, yo entro y lo arruino. Si estoy con mis amigos disfrutando de algo simple y él aparece, de repente ya no soy gracioso y todo se vuelve trivial”.
La dimensión económica ha sido un punto constante de discusión. Andy Summers declaró a Mirror que la gira de reunión de 2007 y 2008 significó para él “el mayor pago de su vida” y llegó a sentirse “el guitarrista mejor pagado del mundo”. Ese tour, que conmemoraba los 30 años de la banda, incluyó más de 150 conciertos y generó alrededor de 300 millones de dólares en ingresos.
La diferencia patrimonial entre Sting y sus compañeros es evidente. Mientras Copeland tiene una fortuna estimada en 80 millones de dólares, el cantante acumula más de 500 millones, gracias en gran parte a los derechos de autor. Un ejemplo es la célebre “Every Breath You Take”, que ha generado más de 20 millones de dólares desde su lanzamiento en 1983. Cada año, Sting recibe cerca de 730.000 dólares por esa canción, ingresos a los que Summers y Copeland no acceden por no figurar como coautores.
Aunque en su reencuentro intentaron mejorar su relación, incluso recurriendo a terapia conjunta, las diferencias creativas y personales prevalecieron. Copeland llegó a señalar que, para Sting, la música era una vía espiritual y creativa, mientras que para él significaba liberar energía y romper moldes.
Hoy, esas viejas disputas han encontrado un nuevo escenario: un tribunal londinense que deberá decidir si Sting, décadas después de la separación del grupo, aún tiene cuentas pendientes con sus antiguos compañeros.