Este jueves Suecia se convirtió oficialmente en el 32º miembro de la OTAN; con ello se beneficiará de la garantía de defensa común de la alianza
Oficialmente Suecia fue admitido como miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, convirtiéndose en el país número 32 de la Alianza Atlántica.
Suecia se convirtió este jueves en el 32º miembro de la OTAN en una ceremonia en Washington, en una adhesión impulsada por la invasión rusa de Ucrania que pone fin a dos siglos de no alineamiento del país escandinavo. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, entregó el jueves la documentación final al gobierno estadunidense, el último paso de un largo proceso para asegurar el respaldo de todos los miembros para unirse a la alianza militar.
“Las cosas buenas ocurren a aquellos que esperan”, dijo el secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, al aceptar los documentos de adhesión de manos del primer ministro sueco, luego de la ratificación de los otros 31 miembros de la alianza militar. “Este es un momento histórico para Suecia, para nuestra alianza y para la relación transatlántica”, afirmó.
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Para la OTAN, las incorporaciones de Suecia y Finlandia —que comparte una frontera de mil 340 kilómetros con Rusia— son las incorporaciones más significativas en décadas. También es un duro golpe para el presidente ruso, Vladimir Putin, que ha tratado de impedir un mayor fortalecimiento de la alianza.
Suecia se beneficiará de la garantía de defensa común de la alianza, según la cual un ataque a un miembro se considera un ataque a todos. Hakan Yucel, de 54 años, un trabajador de TI en la capital sueca, coincidió y dijo: “Antes estábamos afuera y nos sentíamos un poco solos… Creo que la amenaza de Rusia va a ser mucho menor ahora”.
El país nórdico añadiría submarinos de última generación y una flota considerable de aviones de combate Gripen de producción nacional a las fuerzas de la OTAN y sería un vínculo crucial entre el Atlántico y el Báltico. Rusia ha amenazado con tomar “contramedidas políticas y técnico-militares” no especificadas en respuesta a la medida de Suecia.
“Unirse a la OTAN es realmente como comprar un seguro, al menos mientras Estados Unidos esté realmente dispuesto a ser el proveedor de seguros”, dijo Barbara Kunz, investigadora del centro de estudios de defensa SIPRI.
Si bien Estocolmo se ha ido acercando cada vez más a la OTAN en las últimas dos décadas, su membresía marca una clara ruptura con el pasado, cuando durante más de 200 años Suecia evitó alianzas militares y adoptó una postura neutral en tiempos de guerra. Después de la Segunda Guerra Mundial, se ganó una reputación internacional como defensor de los derechos humanos y, desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, los sucesivos gobiernos han reducido el gasto militar.
Tan recientemente como 2021, su ministro de Defensa había rechazado la membresía en la OTAN, solo para que el entonces gobierno socialdemócrata la postulara, junto con la vecina Finlandia, apenas unos meses después.
“Supongo que [Suecia] tuvo que adoptar una postura real y estoy feliz de que realmente lo hayamos hecho y de que la OTAN nos proteja, porque la tensión con Rusia ha estado creciendo durante un par de años”, dijo Carl Fredrik Aspegren, de 28 años, un estudiante en Estocolmo.
Mientras que Finlandia se unió a la alianza el año pasado, Suecia tuvo que esperar, ya que Turquía y Hungría, que tienen relaciones cordiales con Rusia, retrasaron la ratificación de la adhesión de Suecia. Turquía aprobó la solicitud de Suecia en enero. Hungría retrasó su decisión sobre la adhesión de Suecia hasta que Kristersson realizó una visita de buena voluntad a Budapest el 23 de febrero, donde los dos países acordaron un acuerdo sobre aviones de combate.
