Search
Close this search box.

,

“Tenía 16 años y muchas ganas de conocer el mundo, fui violada” #SerMujerEnMéxico

“Magda” no solo fue violada, fue culpada por las autoridades y por su familia de haberlo buscado

La violación es un delito que crece en nuestro país, cada día 50 mujeres son violadas en México, el 99% por ciento de las violaciones, no son atendidas, pero más allá de la cifra, queda la devastación que provoca en las víctimas.

Las secuelas que causa una agresión sexual, pueden permanecer en la víctima de por vida y puede llevarla a una fuerte depresión, ese es el caso de “Magda” a quien llamaremos así en este testimonio.

“Tenía 16 años y muchas ganas de conocer el mundo, pero no tenía idea de cómo, por ello cuando conocí a Ana me sorprendió su libertad, misma que yo nunca tuve, pero nunca imaginé que conocería una faceta muy terrible de la humanidad, fui violada y de ahí comenzó un calvario”.

Apenas siendo una adolescente, Magda se enfrentó a la realidad, las mujeres no son libres de crecer y explorar el mundo, de disfrutarlo plenamente.

Yo era una ñoña en todo la extensión de la palabra, tenía una historia previa de carencias, violencia y acoso escolar, al extremo que tuve que dejar la secundaria por miedo. Comencé a trabajar a los 14 años, eso me daba un aire de independencia, pero también era una chica muy tímida, me costaba mucho socializar, así es que conocí a una chava completamente diferente a mí, ella era parlanchina, hacía lo que le daba en gana y a veces yo deseaba eso”.

En México, las mujeres sufren la violencia desde que nacen, el nacer mujer, es ya por si mismo un punto de vulnerabilidad. Una de las marcas más visibles, es la falta de educación y de información en cada uno de los aspectos que rodean la vida pública y privada de una persona.

Ella era dos años mayor que yo, me invitó a un “antro” y yo estaba feliz, pero mi mamá no me dio permiso, así es que sólo dormiría en su casa, yo llevaba poco dinero, pues no lo necesitaba, cuando íbamos rumbo a su casa, se le ocurrió que nos escapáramos a bailar, aunque estaba muy nerviosa, acepté. En esa época yo no tomaba ni una gota de alcohol, tampoco lo hice esa noche, me dediqué a bailar con varios chavos que se acercaban, y me sentía un poco extraña en ese ambiente desconocido, ella ligó con un chico que iba con sus amigos, los cuales estaban tras de mí, pero su actitud era bastante molesta, me hacían sentir incómoda, al final nos fuimos con ellos, cosa en la que yo no estuve de acuerdo”.

Parte de la violencia que sufren las mujeres, tiene que ver con los estereotipos de comportamiento impuestos desde la niñez, una mujer “no debe salir”, de noche, sola, solo con amigas, no debe tomar, no debe socializar con desconocidos…

Lo que pasó después no lo describiré, sólo puedo decir que sentí un dolor horrible, un asco, impotencia, demasiadas cosas juntas, así es que cuando logré escapar, llamé al 060, llegó una patrulla, los detuvo en el lugar, debo reconocer que el policía fue amable en todo momento, la única persona que lo fue después de eso”.

Magda es una más de las mujeres que tras sufrir una violación, son culpadas y ven a los victimarios ser justificados por la sociedad.

Como era menor de edad llamaron a mi madre, cuando ella llegó, con muchas lágrimas, le dije lo que había pasado, ella me dijo: eso tú te lo buscaste, no deberías quejarte, su actitud conmigo fue realmente fría.
Pero no diferente al resto de las mujeres que vería ese día, nos trasladaron a la delegación Miguel Hidalgo, allí rendí mi declaración, con mi madre presente, al menos tres veces tuve que hacerlo, mismas en que las Ministerio Público me culparon de lo ocurrido, pues una joven de 16 años que está sola en la calle en la madrugada, es lo que busca”.

En el Ministerio Público, Magda solo se sintió agredida, el propio Médico Legista le dijo: “Mejor acepta tu responsabilidad, no por miedo a tu mamá le vas a arruinar la vida a dos jóvenes.”, palabras pronunciadas mientras metía cosas en la vagina una joven de 16 años que había sido abusada.

Más de 12 horas después puede irme a la casa, los tipos se quedaron detenidos, su familia se acercó a ofrecerme dinero a cambio de retirar la denuncia, argumentando lo mismo: no por cosas de “chavos” les iba a arruinar la vida. Nuevamente, la malvada era yo. A los pocos días fui a la delegación a preguntar sobre el caso, salió una mujer policía, me dijo que pasadas las horas de ley los dejaron salir, a pesar de tener las pruebas físicas dentro de mí, pues nuevamente, la culpable era yo y ellos las víctimas”.

La impunidad reina en cuanto a la violencia sexual hacia las mujeres, hasta el 2019, de cada 100 carpetas de investigación abiertas por delitos sexuales, solo uno llegaba a alcanzar una condena.

La falta de justicia que impera, es solo un aporte más a las graves consecuencias que estas agresiones dejan en la vida de una mujer.

Mi vida comenzó a hundirse, la depresión se instaló en ella, hubo muchos intentos de suicidio, la relación con mi madre era cada vez peor, de puta no me bajaba y yo me odiaba. Me atormentaba no haber tenido una primera vez linda, romántica o al menos consensual, dejé de salir, me sentía enojada, triste, lo único que deseaba era la muerte”.

Cuando llegaron los posteriores citatorios del caso, las instituciones y la justicia le volvió a fallar a Magda, “Es increíble que las mujeres traten así a las personas de su mismo género y que te culpen por lo que te ocurre. Hasta mi madre que también me culpaba, prefirió que abandonaramos el caso.”, relata.

Me avergonzaba tanto el hecho, que lo enterré, ni con el terapeuta lo quería hablar, lo cual fue un error, pues la violación te marca, te hace daño y lo mejor que se puede hacer es trabajar en ello, todas nos merecemos estar libre de ello”.

Han pasado 18 años de la violación que sufrió y Magda cuenta que hace pocos años entendió que no era su culpa, pues el que alguien disponga de tu cuerpo no tiene justificación.

Algo de los que más me dolió fue el que me culparan, el no tener apoyo, el que las mismas mujeres me trataran como basura, incluida mi madre, fue la época que más la necesité y en la que menos la tuve”.

Lo alarmante, es que este testimonio es uno más de los que se podrían recopilar en México, tan solo en el último semestre del 2019, más de seis millones de mujeres sufrieron violencia sexual en nuestro país, según datos del ENSU.

Para todas aquellas mujeres que han sido violentadas y permanecen en silencio, sintiéndose temerosas o incluso culpables, Magda termina su testimonio así:

No creo en la justicia legal, pero de cualquier manera, no se queden calladas, hablen, digan lo que les hicieron, ustedes no tiene la culpa”.

Contenido relacionado

El matrimonio: La “cárcel” de muchas mujeres #SerMujerEnMéxico

Mas Noticias