
Según organizaciones y testimonios, fue objeto de tratos inhumanos, humillaciones y manipulaciones con fines políticos.
Greta Thunberg, activista climática de origen sueco, habría sido víctima de abusos físicos y psicológicos tras su detención en Israel, luego de la intercepción de la Flotilla Global Sumud, cuyo objetivo era entregar ayuda humanitaria a Gaza.
Diversas fuentes, entre ellas sobrevivientes, documentos diplomáticos y entidades internacionales, sostienen que Thunberg fue agredida físicamente, arrastrada por el suelo, forzada a sostener símbolos israelíes y expuesta a condiciones degradantes.
El medio británico The Guardian reveló que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia envió una notificación a la familia de Thunberg, en la cual se detalla que la joven está detenida en una celda infestada de chinches, deshidratada y con lesiones en la piel. Por su parte, el portavoz turco Çelik declaró a medios de su país que “Greta fue sometida a torturas severas, arrastrada por el piso y obligada a besar la bandera de Israel”.
Las acusaciones también fueron respaldadas por el testimonio de Bekir Develi, quien explicó que los detenidos fueron esposados con las manos a la espalda y dejados bajo el sol por más de cuatro horas sin comida ni agua. Algunos relataron haber pasado entre 36 y 40 horas sin alimento ni bebida, lo que los llevó a intentar consumir agua del inodoro.
La activista turca Aycin Kantoglu denunció que fueron sometidos a inspecciones corporales repetidas, incluso les revisaron los dientes, pero aseguró que no lograron quebrar su voluntad. Otro sobreviviente afirmó que durante la madrugada, los guardias entraban en las celdas acompañados por perros para mantenerlos despiertos.
El consejero italiano Paolo Romano declaró a la AFP que “nos trataron como animales”, al relatar que los hicieron arrodillarse bajo amenaza de agresiones físicas, mientras los soldados los apuntaban con armas.
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En contraste con estos hechos, miles de personas salieron a manifestarse en ciudades como Barcelona, Roma, París, Lisboa y Londres, exigiendo la liberación de los detenidos y condenando lo que consideran una masacre en Gaza. El Ministerio de Exteriores de Turquía confirmó que 137 activistas deportados llegaron a Estambul, donde gritaron “Palestina libre” al bajar del avión y denunciaron que fueron obligados a vestir uniformes carcelarios.
Varias organizaciones de derechos humanos se han pronunciado en contra del trato recibido, señalando que lo ocurrido con Greta Thunberg simboliza la creciente represión en la región. La Flotilla Global Sumud fue interceptada por fuerzas navales israelíes en aguas internacionales, a 70 millas de la costa, cuando se dirigía a Gaza con ayuda humanitaria. En el barco viajaban 450 personas, incluidos parlamentarios, abogados y activistas por los derechos humanos.
Tras la detención, los pasajeros fueron llevados a la prisión de Saharonim, ubicada en una zona desértica, donde se reportaron condiciones extremadamente duras. Diversos relatos coinciden en que Greta fue convertida en blanco principal como forma de enviar un mensaje al resto de los activistas.
Por ahora, la familia de Thunberg permanece en contacto con la embajada sueca, que ha alertado sobre el deterioro de su estado de salud. Las denuncias han generado llamados urgentes desde diferentes gobiernos europeos para exigir su liberación inmediata.
Lejos de amedrentarse, los activistas liberados afirman que seguirán luchando. En palabras de Aycin Kantoglu: “Nos golpeaban, pero seguíamos gritando nuestras consignas”.