
Aunque los trompos gigantes de pastor se han vuelto protagonistas en TikTok y reels de comida, no siempre son sinónimo de calidad. Impresionan a la vista, giran lentamente frente al fuego y parecen prometer el taco perfecto… pero detrás de ese espectáculo hay prácticas que muchos expertos consideran cuestionables. Y es que, cuando se trata de sabor, más grande no siempre es mejor.
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Más carne, menos frescura
Trompos demasiado grandes suelen mantenerse montados por muchas horas, lo que compromete la frescura de la carne y dificulta una cocción uniforme. A veces quedan capas secas por fuera, puntos crudos por dentro y una textura que no convence. “La frescura es lo que realmente importa”, señala Omar González, Gerente de Marketing en El Tizoncito, reconocidos por haber creado el taco al pastor. Su enfoque: montar trompos pequeños y renovarlos constantemente según la demanda.

Trompos pequeños, tacos mejores
Al preparar porciones más reducidas y rotarlas durante el día, se garantiza que cada taco se sirva recién cortado, jugoso y cocido justo en su punto. Además, se evita recalentar carne y se reduce el desperdicio. Este sistema, lejos del show de un trompo monumental, apuesta por técnica y sabor.
La cocción también cuenta
No todo está en la carne: el método de cocción hace la diferencia. En El Tizoncito, por ejemplo, el pastor se cocina al carbón, aportando un sabor ahumado que muchos han dejado atrás por soluciones más rápidas como el gas o la plancha. A eso se suma el uso exclusivo de carne bajo estándares TIF, lo que asegura higiene y calidad en todo el proceso.
Por la noche, menos es más
Cuando baja la demanda, se monta solo lo necesario para cerrar bien el día. Nada de trompos gigantes a medio usar, ni sobras guardadas para el día siguiente. “Es un cálculo preciso, que permite seguir sirviendo tacos frescos hasta el último cliente”.
¿Espectáculo o sabor?
Al final, lo viral no siempre es lo mejor. Un buen taco no necesita un trompo de dos metros para destacar. Necesita técnica, ingredientes frescos y un respeto auténtico por la tradición. Porque cuando se trata de pastor, lo impresionante no está en lo que gira frente al fuego… sino en lo que llega a tu tortilla.
Con información de Excelsior