
La administración Trump emprendió una reestructuración del Consejo de Seguridad Nacional, con despidos y redistribución de funciones hacia otras agencias
La Casa Blanca dio inicio a una reestructuración significativa del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés), como parte de un plan impulsado por el presidente Donald Trump para reducir tanto el tamaño como el alcance operativo de este órgano clave en la estrategia internacional de Estados Unidos.
Este viernes, personal encargado de asuntos geopolíticos fue notificado de su salida, confirmaron cinco fuentes cercanas al proceso que solicitaron el anonimato. Los despidos responden a una visión de gobierno que busca concentrar mayor poder en el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y otras entidades federales, restando protagonismo al NSC.
Este cambio estructural se produce poco después del relevo de Mike Waltz como asesor de seguridad nacional, quien fue sustituido por decisión del secretario de Estado, Marco Rubio. Hasta ahora, el Consejo y otras dependencias involucradas han evitado emitir declaraciones oficiales respecto a los ajustes internos.
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Según las fuentes consultadas, la meta es reducir el número de empleados del NSC a unas cuantas decenas, una cifra muy por debajo de los más de 300 trabajadores que tuvo durante la administración de Joe Biden. Incluso antes de los recortes recientes, ya operaba con menos de la mitad de esa plantilla.
Históricamente, el Consejo de Seguridad Nacional ha sido el órgano presidencial de mayor peso para coordinar decisiones estratégicas sobre política exterior, conflictos armados y amenazas a la seguridad nacional. Desde esta oficina se han trazado directrices cruciales para la participación de Estados Unidos en crisis globales.
Los funcionarios que dejarán sus cargos no quedarán fuera del servicio público, al menos por ahora. Dos fuentes indicaron que la mayoría de los empleados afectados serán reubicados en otras áreas del Gobierno federal.
Esta reestructuración, que avanza en línea con la visión del presidente Trump de un aparato gubernamental más ágil y menos centralizado, marca una nueva etapa en la forma en que se definen y ejecutan las políticas de seguridad del país.