
Antes de concluir su mandato, Donald Trump llevará a cabo una remodelación significativa en la Casa Blanca, cuyo punto central será la construcción de un lujoso salón de baile valorado en 200 millones de dólares
El proyecto, considerado como uno de los más grandes emprendimientos arquitectónicos en la residencia presidencial desde la era de Truman, contempla una transformación completa del Ala Este, actualmente utilizada por la Primera Dama y su personal. Esta sección será desocupada temporalmente para dar paso a la edificación de un nuevo espacio ceremonial de 90 mil pies cuadrados con capacidad para 650 personas.
Según los planos divulgados por la administración, este nuevo salón reemplazará al actual East Room, que solo permite la asistencia de aproximadamente 200 invitados. El objetivo es contar con un espacio permanente para recepciones, cenas oficiales y otros eventos de gran escala, eliminando así la necesidad de instalar carpas en los jardines presidenciales.
Te recomendamos: Trump defiende nuevos aranceles
La nueva sala tendrá una estética clásica inspirada en la arquitectura original del inmueble, con elementos como columnas corintias, candelabros dorados, techos detalladamente decorados y ventanales en forma de arco. El diseño evoca el estilo característico de Mar-a-Lago, propiedad de Trump en Florida, conocida por su opulencia.
Trump justificó el proyecto con su estilo directo: “Llevan más de 150 años queriendo un salón de baile en la Casa Blanca, pero nunca ha habido un presidente que fuera bueno en los salones de baile. Yo soy bueno construyendo cosas, y vamos a construir rápido y a tiempo”.
La obra será dirigida por McCrery Architects, firma especializada en arquitectura tradicional, mientras que Clark Construction encabezará la construcción con respaldo técnico de AECOM. Las autoridades aseguran que no se alterará la estructura principal del edificio y que la ampliación mantendrá coherencia estética con el conjunto arquitectónico.
La financiación provendrá completamente de donaciones privadas y se prevé que la obra comience en septiembre, con finalización estimada para antes de enero de 2029, cuando concluye el actual periodo presidencial.
Este ambicioso proyecto se suma a otras polémicas decisiones estéticas tomadas por Trump, como la sustitución del césped del Jardín de Rosas por un patio de concreto o la inclusión de elementos dorados en el Despacho Oval.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, declaró que la expansión será respetuosa con el legado histórico de la residencia: “Será una adición espectacular a la Casa del Pueblo”. Añadió además que el nuevo salón no solo beneficiará a la actual administración, sino que quedará como un legado útil para futuros mandatarios: “No se trata solo de Trump, sino de embellecer un símbolo nacional”.