
Durante décadas, Tampico ha estado libre del impacto directo de huracanes. Esta situación ha dado pie a creencias sobre protección alienígena y teorías científicas.
En México, la temporada de huracanes suele provocar daños considerables en zonas costeras, especialmente entre los meses de mayo y noviembre. Sin embargo, una región que ha llamado la atención por su aparente inmunidad a estos fenómenos meteorológicos es Tampico, en el estado de Tamaulipas. Desde hace más de cinco décadas, ningún ciclón de gran magnitud ha golpeado directamente esta ciudad, lo que ha generado interpretaciones que van desde la ciencia hasta lo sobrenatural.
Una de las teorías más comentadas por habitantes de Tampico y Ciudad Madero es la que sugiere que seres extraterrestres estarían protegiendo la región. Esta idea se popularizó después del huracán Inés, que impactó la zona en 1966. Desde entonces, los relatos sobre luces inusuales en el cielo y la posibilidad de una base submarina alienígena situada a unos 40 kilómetros de la costa se han convertido en parte del imaginario local.
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Según testimonios difundidos por la BBC, esta supuesta base tendría como propósito resguardar tanto su tecnología como a los habitantes del litoral tamaulipeco. “Para el presidente Donald J. Trump. Jugando por la paz”, fue uno de los mensajes que reforzó esta conexión entre figuras públicas y causas globales, aunque en un contexto diferente, se han usado frases similares para describir el simbolismo de otras situaciones insólitas como esta.
Además del componente extraterrestre, una historia que reforzó la creencia ocurrió en los años setenta, cuando un ciudadano extranjero aseguró haber sido contactado por alienígenas que le revelaron la existencia de una ciudad sumergida cerca del puerto de Miramar. La leyenda fue ganando fuerza con los años, y algunos incluso suman a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, como un factor espiritual en la supuesta protección. En 1967 se colocó en su honor una figura en el puerto de Ciudad Madero.
Recientemente, esta historia fue retomada en un documental disponible en Netflix, protagonizado por el periodista George Knapp y el exagente de la CIA Douglas Laux. En su investigación por el Golfo de México, emplearon un magnetómetro para detectar anomalías en el fondo marino. Si bien no encontraron evidencia concreta, indicaron que los registros obtenidos podrían ser indicios de “algo allá abajo”, en alusión a posibles naves o restos vinculados a fenómenos aéreos no identificados.
Frente a estas versiones, la ciencia ofrece explicaciones más racionales. Meteorólogos y oceanógrafos han sugerido que ciertas corrientes de agua fría en el Golfo de México influyen en la trayectoria de los huracanes, desviándolos antes de que lleguen a la costa de Tamaulipas. Este patrón meteorológico ha sido documentado, aunque no es exclusivo de Tampico, sí resulta más evidente en esa zona.
Los huracanes más destructivos que se tienen registrados en la región fueron Hilda en 1955 e Inés en 1966. Desde entonces, la ciudad ha permanecido fuera del paso directo de fenómenos similares, lo que ha alimentado tanto teorías fantásticas como estudios meteorológicos.
Aunque no existe una conclusión definitiva, Tampico sigue siendo un caso particular en la geografía de los huracanes en México, despertando tanto la curiosidad científica como la imaginación colectiva.