
Análisis de antiguas imágenes satelitales revela que Venus podría conservar actividad geológica interna, desafiando la idea de que es un planeta inerte
Una reciente investigación ha revelado indicios de que Venus, lejos de ser un planeta completamente inactivo, podría seguir experimentando procesos geológicos dinámicos. El hallazgo surge a partir de una revisión detallada de imágenes obtenidas por la sonda Magallanes en la década de los 90, y sugiere que bajo ciertas estructuras en la superficie venusina persisten movimientos generados desde el interior del planeta.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, estuvo a cargo de un equipo liderado por Gael Cascioli, investigador de la Universidad de Maryland. Los científicos enfocaron su análisis en formaciones denominadas coronas, grandes estructuras circulares u ovaladas que llegan a medir varios cientos de kilómetros de diámetro y que, hasta ahora, no tenían una explicación clara sobre su origen.
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Estas coronas, según los resultados del estudio, podrían haberse formado por la presión ascendente del material del manto ubicado debajo de la corteza, generando deformaciones superficiales que recuerdan a una forma primitiva de tectonismo. “Las coronas no se encuentran hoy en la Tierra. Sin embargo, pueden haber existido cuando el planeta era joven y antes de que las placas tectónicas se hubieran establecido”, explicó Cascioli en un comunicado.
Evidencias de una Venus más activa de lo que se pensaba
De las 75 coronas analizadas por el equipo de investigadores, al menos 52 presentan indicios de actividad actual, en forma de presión ascendente del interior planetario que modifica la topografía superficial. Aunque Venus no cuenta con placas tectónicas como la Tierra, este tipo de deformaciones son una clara señal de que su interior aún conserva energía suficiente para alterar su corteza.
Los investigadores utilizaron modelos computacionales y datos geofísicos combinados con mediciones de gravedad y altitud para llegar a estas conclusiones. El patrón detectado es consistente con el ascenso de material del manto, que empuja la superficie desde abajo y forma las estructuras en cuestión.
Este descubrimiento contribuye a una reevaluación del estado actual de Venus, que durante mucho tiempo fue considerado un planeta geológicamente muerto. Según los autores del estudio, los resultados permiten considerar a Venus como un mundo que aún conserva dinámicas internas activas, aunque muy diferentes a las que ocurren en la Tierra.
Implicaciones para entender otros planetas
Además de cambiar la percepción sobre Venus, el hallazgo ofrece una oportunidad única para estudiar una etapa geológica que la Tierra pudo haber atravesado en sus inicios. Las coronas podrían representar un tipo de actividad tectónica anterior a la fragmentación de la corteza en placas, como ocurrió en nuestro planeta.
Por esta razón, los científicos consideran que Venus puede servir como un modelo natural para entender cómo evolucionan los planetas rocosos y cuáles son las condiciones necesarias para que surjan estructuras como las placas tectónicas.
Nuevas misiones buscarán confirmar estos procesos
El creciente interés por Venus ha motivado el desarrollo de misiones como VERITAS (NASA) y EnVision (Agencia Espacial Europea), ambas diseñadas para estudiar con más precisión la superficie del planeta y validar si estas estructuras continúan en evolución.
Estas misiones utilizarán tecnología de radar avanzada para observar el planeta en alta resolución, lo que podría confirmar si los procesos geológicos en Venus ocurren en tiempo real o si son vestigios recientes de una actividad aún en curso.
Mientras tanto, este nuevo análisis marca un paso significativo en la comprensión de los mundos vecinos de la Tierra y demuestra que incluso planetas aparentemente estables aún pueden sorprender con señales de dinamismo oculto.