
Habitantes de Roma, Condesa y Narvarte denunciaron que el ruido nocturno de bares y restaurantes está dañando su salud y vulnerando sus derechos
En un conversatorio ciudadano titulado Rumbo a la legislación del ruido con visión ciudadana, residentes de las colonias Roma, Condesa y Narvarte hicieron un llamado urgente a las autoridades capitalinas para que se atienda la problemática del ruido excesivo generado por bares, restaurantes y comercios. Según denunciaron, esta situación ha derivado en serios problemas de salud que incluyen taquicardia, hipertensión, depresión, hipoacusia e insomnio.
Connie Guevara, vecina de la Hipódromo Condesa, expresó la frustración que sienten los habitantes por la falta de regulación y respeto hacia quienes viven en estas zonas. “Es impresionante que no se pueda reglamentar, ni exigir un respeto a la ciudadanía en general, ya sea por (el ruido que generan) antros, por tiendas, por patrullas, por ambulantes”, señaló.
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La residente también detalló que desde muy temprano comienza la afectación: “Desde las 08:00 que llegan a limpiar (los antros), la música está arriba de los 60 decibeles, que es muchísimo para las viviendas, y muchos de nosotros hemos tenido que invertir en ventanas de doble vidrio”. A esta situación se suma lo que ocurre en avenida Tamaulipas, donde “estamos rodeados de restaurantes con terrazas. Entonces, el ruido está en todos lados… además está la panadería Le Caroz, que no cumple con ninguna regulación y son jornadas de 24 horas con extractores y ruidos”.
Por su parte, María Teresa González, vecina de la Roma, enfatizó que las consecuencias van más allá de una simple molestia, pues la exposición constante a altos niveles de ruido está deteriorando la salud y bienestar de la comunidad. “Taquicardia, hipertensión, hipoacusia, depresión, insomnio (…) y eso va en contra de nuestros derechos humanos”, declaró.
Frente a las quejas, la diputada local de Morena, Leonor Gómez Otegui, quien convocó al foro, adelantó que presentará una iniciativa en el próximo periodo ordinario de sesiones. La propuesta busca reformar la Ley de Establecimientos Mercantiles para reducir los niveles permitidos de ruido. El planteamiento contempla que, durante el horario nocturno —de 22:00 a 06:00 horas—, el límite baje de 75 a 60 decibeles. No obstante, varios de los asistentes solicitaron que la cifra se reduzca aún más, pues consideran que solo así podrán recuperar tranquilidad en sus hogares.