
Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México arrestaron a dos individuos sorprendidos mientras quemaban cable eléctrico dentro de un parque ecológico en la alcaldía Iztapalapa.
De acuerdo con el reporte oficial, durante un recorrido de vigilancia los uniformados notaron una densa columna de humo proveniente del centro recreativo situado en la avenida Circunvalación, colonia Chinam Pac de Juárez.
Al acercarse, observaron a dos sujetos que, utilizando encendedores, prendían fuego a distintos cables provenientes de aparatos descompuestos, aparentemente con el propósito de extraer el cobre y venderlo posteriormente.
Los hombres, de 39 y 26 años de edad, fueron asegurados junto con dos encendedores y varios metros de cable ya calcinado. Tanto ellos como lo decomisado quedaron a disposición del agente del Ministerio Público, encargado de definir su situación legal.
La SSC precisó que uno de los detenidos, el de 39 años, ya había sido presentado anteriormente, en mayo de este mismo año, por delitos ambientales.
La práctica de quemar cables para obtener cobre, aunque frecuente debido a la alta demanda de este metal en el mercado informal, es ilegal, contaminante y riesgosa. Consiste en incendiar la cubierta plástica de los conductores eléctricos —generalmente de PVC o caucho— para retirar el cobre interno y venderlo como chatarra metálica.
Entre las principales consecuencias de esta actividad se encuentran:
- Contaminación del aire: la quema de plásticos libera sustancias altamente tóxicas como dioxinas, furanos, cloruro de hidrógeno y metales pesados. Estos compuestos, de carácter cancerígeno, afectan de manera directa la salud respiratoria de las comunidades cercanas.
- Contaminación del suelo y agua: los residuos y cenizas resultantes se infiltran en la tierra y alcanzan cuerpos de agua, provocando daños en cultivos, fauna y fuentes de agua potable.
- Riesgos para la salud: quienes realizan esta actividad, en la mayoría de los casos sin medidas de protección, inhalan gases nocivos que pueden ocasionar daños pulmonares, cáncer, trastornos neurológicos y reproductivos, con especial impacto en niños.