
Tras las lluvias históricas del 10 de agosto, la UNAM analiza un posible hundimiento en el atrio de la Catedral Metropolitana para evaluar riesgos y reparaciones
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) analizan un posible hundimiento en el atrio de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México tras las intensas lluvias del 10 de agosto, que dejaron 84.5 litros por metro cuadrado en el Centro Histórico. Aunque la afectación se encuentra fuera de las zonas de celebración religiosa, las autoridades han implementado medidas preventivas para evaluar la magnitud del daño y garantizar la seguridad de los visitantes.
El peso del templo, cercano a 127 mil toneladas, y su construcción que se extendió por 240 años, hacen que cualquier anomalía estructural requiera un estudio detallado. La zona afectada, ubicada entre la calle de Guatemala y la esquina de Seminario frente al Museo del Templo Mayor, fue acordonada para permitir la inspección de geólogos e ingenieros de la UNAM, quienes realizan análisis con georadar y estudios complementarios. “En la zona referida hay materia, no un hueco”, señalaron los especialistas, descartando de manera preliminar la formación de un socavón.
Las lluvias del 10 de agosto provocaron filtraciones y afectaciones menores dentro del templo, que fueron contenidas gracias a la colaboración de la feligresía. Durante un recorrido por el atrio, se observó una malla protectora y piedras removidas como parte de los estudios de diagnóstico. Trabajadores destacaron que los efectos de la tormenta reflejan un proceso de hundimiento que se desarrolló durante años, pero que la lluvia intensa lo hizo visible.
Este no es un caso aislado. En 1989, fuertes precipitaciones causaron filtraciones y goteras que evidenciaron diferencias de hasta dos metros entre distintos puntos de la catedral. La evaluación técnica de aquel momento llevó a un programa de restauración que se prolongó hasta el año 2000, dirigido por especialistas como Sergio Zaldívar Guerra y Enrique Santoyo Villa del Instituto de Ingeniería de la UNAM, logrando corregir 90 centímetros del hundimiento.
Las autoridades aseguraron que el hallazgo actual no representa riesgo para feligreses ni visitantes, y las actividades religiosas continúan con normalidad mientras se realizan los estudios correspondientes. La intervención busca comprender la naturaleza del fenómeno, su extensión y definir posibles tratamientos para preservar este patrimonio histórico y arquitectónico de gran valor para la Ciudad de México.