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Agresor en casa: testimonios de abuso sexual infantil

El abuso sexual infantil es más común de lo que se cree y la casa es el lugar donde más ocurre, algunas víctimas lo dicen, otras callan por siempre

Hay realidades que nos negamos a ver, pero no por ello no existen, el mal es real y a veces cohabita en nuestros hogares, lastimando a los seres más indefensos, los niños, que tristemente pasan a formar parte de las estadísticas de abuso sexual infantil.

México ocupa el nada honroso primer lugar en abuso sexual infantil, los testimonios de los infantes revelan que sus agresores, la mayoría de veces, son miembros de su propia familia.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México cada año cuatro millones y medio de niñas y niños son víctimas de abuso sexual.

Aunque esta cifra es alarmante, lo es más el hecho de que no es la real, pues muchos de los menores que viven estas experiencias traumáticas no cuentan lo que les ocurre o en otros casos sus padres no les creen o callan por miedo.

Si bien es cierto que hay bandas que se dedican a la explotación sexual infantil, pornografía y trata de personas; los niños que son víctimas de estos criminales son los menos.

Padres, padrastros, abuelos, tíos, hermanos, primos, hermanastros, vecinos, amigos e incluso las propias madres son quienes principalmente cometen estos ultrajes.

Muchos niños son amenazadas, por lo que no dicen el infierno que viven en su hogar, otros lo dicen, pero son silenciados por el resto de la familia, muy pocos llegan a las instancias jurídicas necesarias y aún más pocos obtienen justicia.

Manifestaciones y signos de abuso sexual infantil

1. Conocimiento, comportamiento, dibujos y lenguaje sexual que no corresponde con su edad
Si ves que tu hijo habla y da detalles concretos sexuales, tiene una actitud sexual con sus juguetes o se dirige a los demás de forma sexual es importante que indagues sobre el tema.

2. Estado de ánimo y comportamiento alterado
Si es poco afectuoso y no quiere que le toquen, está inquieto, irritable, nervioso, triste o llora desconsoladamente. Incluso a veces, hay niños que vuelven a tener comportamientos (regresiones) que ya tenían superados como mojar la cama o actitudes infantiles.

3. Alteración de sueño
Es muy habitual que los niños que sufren abuso sexual se encuentren cansados porque no duermen bien o tienen frecuentes pesadillas.

4. Cambios en la higiene
Los niños que han sufrido abusos empiezan a tener una excesiva o falta de higiene. Esto sucede debido al estrés o la culpa que sienten ante estas situaciones. Hay niños que sienten vergüenza o tratan de protegerte y no quieren que les veas desnudos para que no te des cuenta de las lesiones o los hematomas que tienen.

5. Alteraciones en la alimentación
Igual que ocurre con la higiene, algunos niños cambian su alimentación. Por ejemplo, hay quienes se niegan a comer debido a la situación estresante que están viviendo.

6. Bajo rendimiento académico
La capacidad de concentración va a disminuir y con ello, es habitual que sus notas empiecen a descender y que deje de tener interés por los estudios.

Testimonio de violación

CJGG, iniciales de la víctima, sufrió una violación a los 16 años ¿El agresor? Su padrastro.

“Durante 11 años viví con él, mi madre y sus hijos, yo lo veía como un padre y confiaba plenamente en él, un día sin previo aviso, ese bastardo abusó de mí, abusó de mi confianza, de mi cariño y me violó. Yo no pude defenderme pues no sabía que hacer, me quedé completamente paralizada. Al día siguiente huí”, relata la afectada.

Por fortuna llegó con su familia, la cual creyó en ella y la acompañó a denunciar, a pesar de estar rodeada de cariño, ha tratatado de quitarse la vida, pues las huellas de el abuso siguen.

Su madre creyó en ella, se separó del agresor, pero su vida ha sido muy difícil, económicamente no han tenido una buena situación, la relación con los otros miembros de la familia puede ser difícil y con ello los sentimiento hacia su persona.

Legalmente las cosas no son muy diferentes, a más de un año de los hechos, el agresor sigue libre y viviendo su vida como si nada.

“Hice la demanda correspondiente en la Fiscalía de la Ciudad de México pero como los hechos ocurrieron en Toluca tardaron meses en mandar la carpeta de investigación a la fiscalía del Estado de México. Una vez llegó la carpeta una fiscal mujer sin perspectiva de género ni un poco de empatía me tachó de mentirosa y de provocadora. Para personas como yo qué no supieron defenderse no hay justicia porque para el ámbito legal sólo existe una reacción al ser violentada y es defenderse con puños y dientes”, explicó.

La normalización de la violación en Oaxaca

Hace algunos años estuve en un grupo de ayuda, escuché varias historias de mujeres oaxaqueñas, que fueron víctimas de abuso sexual infantil, en todos los relatos, había un común denominador: el padre fue su violador , pues aseguraba que al haberle dado la vida, tenía derecho a “estrenarla”.

En algunos de los casos la violación se llevó a cabo sólo una vez, cuando la niña estaba a punto de entrar a la pubertad, pues de esta manera el hombre se aseguraba que fuera virgen y sel “el primero”.

Como suele pasar en regiones donde el machismo predomina, las madres sabían lo que pasaba y no hacían nada para impedirlo, pues ellas habían vivido lo mismo.

Sólo en un caso la violación se volvió sistemática, para la víctima resultaba algo normal, incluso se relacionó con el hermano de su padre, teniendo un hijo con él.

No fue hasta la edad adulta que ella fue consciente de lo que había vivido y que ello estaba afectando su vida y salud, tanto física, como emocionalmente.

Hipersexualidad

El abuso sexual infantil tiene muchas repercusiones en las víctimas, la más común es el rechazo al sexo cuando se llega a la edad para hacerlo de manera consensuada.

HBP era abusada en su propia casa por su tío y su primo, comenzó cuando ella se desarrolló, lo cual fue prematuro, a los 12 años tenía sexo con sus compañeros de clase, como algo normal, pues según lo que le inculcaron para justificar las violaciones, esa era una manera de relacionarse.

Así pasó gran parte de su vida, teniendo sexo con quien fuera, sin protección, volviéndose muy promiscua, sin entender el porqué.

Ella vivía en una zona rural del Estado de México, se casó con un hombre alcohólico y la frustración la sigue a sus 40 años, no se atreve a dejar a su marido, pues ella normaliza el machismo, incluso se culpa pues no era “virgen” cuando se casó y su familia le ha dado la espalda.

Nunca les ha dicho lo que vivió bajo su propio techo.

DMS

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