
Pese a las advertencias internacionales, Rusia lanzó un nuevo ataque contra Kiev que dejó al menos 26 muertos y más de 150 heridos, incluyendo menores
Kiev vivió una de sus jornadas más devastadoras en lo que va del conflicto armado con Rusia, luego de que un bombardeo masivo impactara diversos puntos de la capital ucraniana durante la madrugada del 31 de julio. A pesar del ultimátum emitido días antes por el presidente estadounidense Donald Trump, en el que exigía a Moscú poner fin a la ofensiva en un plazo de diez días, el Kremlin intensificó sus operaciones militares.
El Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania confirmó que 16 personas, entre ellas dos niños, murieron durante el ataque inicial. Sin embargo, con el paso de las horas y tras la remoción de escombros, el número de víctimas fatales se elevó a 26, incluidos tres menores. Además, se contabilizan 159 personas heridas, entre las que se encuentran al menos 16 niños.
Los ataques con misiles y drones afectaron zonas residenciales del distrito de Sviatochinski, donde los equipos de rescate extrajeron varios cuerpos de entre los restos de un edificio colapsado. Las operaciones de búsqueda y asistencia continúan.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se pronunció con firmeza ante esta nueva agresión. “El ataque terrorista ruso contra Kiev es de una magnitud inimaginable de terror y brutalidad”, expresó. El mandatario aseguró que los bombardeos no fueron aleatorios, sino acciones calculadas por parte del gobierno ruso.
“Estos brutales ataques han sido deliberados: han sido la respuesta de Rusia a todos los que en todo el mundo pedían el fin de la guerra. Terror en respuesta a los esfuerzos de paz”, publicó en su cuenta oficial en X (antes Twitter).
Zelenski calificó los ataques como “asesinatos ejemplarizantes” y reiteró su postura de que la comunidad internacional puede presionar a Moscú para cesar el conflicto iniciado en febrero de 2022. “Creo que es posible presionar a Rusia para que ponga fin a esta guerra. Ella la empezó y es posible obligarla a terminarla”, dijo el jefe de Estado.
También hizo un llamado a los países aliados para ejercer mayor presión sobre el Kremlin: “Una presión contundente y coordinada sobre el agresor y una postura clara de todos los Estados responsables y amantes de la paz”. Concluyó su mensaje afirmando: “Juntos podemos detener a Rusia y su terrorismo”.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Andrii Sibiga, respaldó las declaraciones del presidente y calificó la jornada como “una mañana horrenda en Kiev”. Urgió a la comunidad internacional a adoptar una postura más firme: “Es hora de aplicar la máxima presión sobre Moscú”, manifestó.
Este nuevo episodio evidencia que, a pesar de los llamados internacionales al cese de hostilidades, el conflicto en Ucrania continúa escalando con consecuencias cada vez más letales para la población civil.