
El alza histórica en el precio de los huevos en Estados Unidos ha impulsado a muchos ciudadanos a alquilar gallinas para asegurar su consumo diario en casa
El fuerte incremento en los precios de los huevos en Estados Unidos ha llevado a una tendencia inesperada: cada vez más personas optan por alquilar gallinas para producir su propio alimento en casa. Este fenómeno, que ha cobrado fuerza especialmente tras la reciente crisis de la gripe aviar, ha despertado tanto curiosidad como interés práctico entre quienes buscan alternativas al costoso producto en los supermercados.
Una de las nuevas adeptas a esta práctica es Yong-mi Kim, profesora universitaria residente en La Crescenta, California, quien decidió explorar esta opción tras sentirse frustrada por el aumento sostenido en el precio de los huevos y la escasez reportada en diversos comercios. “Quiero intentar esto y ver si me gusta o no”, explicó Kim. Aunque conoce personas que ya crían gallinas, señala que muchas veces el mantenimiento es complicado y requiere ajustes importantes en la vivienda. Por ello, consideró que alquilar las aves era una forma ideal de empezar: “Creo que alquilar una gallina es un buen comienzo”.
El servicio que ha permitido popularizar esta práctica se llama “Alquila la gallina” (Rent The Chicken), fundado hace más de una década por Jenn y Phil Tompkins en Pennsylvania. La iniciativa, que inicialmente surgió como un proyecto local, hoy se ha expandido a unas 40 ciudades de la mano de granjeros independientes. La demanda ha crecido exponencialmente en los últimos meses. “Desde la pandemia hemos visto más interés de lo normal, pero especialmente este año ha sido mayor. Yo diría que de tres a cuatro veces más de lo que veíamos el año pasado en esta época”, comentó Victoria Lee, encargada de la región de Los Ángeles desde su granja en Agua Dulce.
La crisis alcanzó su punto más crítico cuando el precio de la docena de huevos superó los 10 dólares en algunos estados, muy por encima del promedio habitual de entre tres y cinco dólares. Esto obligó a cadenas de supermercados a establecer límites por cliente, generando aún más malestar entre los consumidores. Incluso, el tema se convirtió en un punto de debate durante la campaña presidencial de 2024, donde Donald Trump prometió reducir el precio de alimentos básicos, incluyendo los huevos. Sin embargo, el producto ha continuado su tendencia alcista. Según datos del Departamento de Agricultura de EE. UU., en marzo pasado los huevos se encarecieron un 1.2 % respecto al mes anterior y un 60.4 % comparado con el año anterior.
Aunque el costo de criar gallinas no siempre representa un ahorro económico significativo en comparación con comprar los huevos en tienda, Victoria Lee destaca otros beneficios. “Cuando los huevos llegan a la tienda, tienen en promedio 48 a 60 días. Mientras más pasa el tiempo, la proteína en los huevos comienza a descomponerse”, explica. En cambio, quienes producen sus propios huevos disfrutan de un producto prácticamente fresco, recogido el mismo día o en cuestión de horas.
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El servicio de “Alquila la gallina” ofrece varios paquetes que van desde 500 hasta 1,000 dólares por un período de seis meses, dependiendo del número de aves y la ubicación. El paquete incluye las gallinas, alimento, bebederos, comederos, una guía completa de cuidados y un gallinero móvil, pieza clave del proyecto. Este gallinero portátil, que recuerda a una pequeña casa cercada y equipada con ruedas, permite trasladar a las aves con facilidad para que disfruten cada día de pasto fresco, lo que mejora su calidad de vida y la de los huevos.
“Todos los días, los clientes levantarán el gallinero y lo moverán hacia otro lugar para que las gallinas tengan acceso a grama fresca a diario en un ciclo de siete días”, detalla Lee. Esta movilidad no solo beneficia a las aves al ofrecerles nuevos estímulos y alimentos naturales, sino que también ayuda a mantener su entorno limpio y seguro frente a posibles depredadores.
Para Yong-mi Kim, el entusiasmo al recibir las gallinas fue evidente. “¡Huevos gratis!”, exclamó cuando Lee entregó el kit completo, que incluyó una docena de huevos frescos producidos por las mismas gallinas durante la última semana. Según Lee, dos gallinas pueden producir hasta 14 huevos semanales, una cantidad que Kim considera ideal, especialmente porque su hijo, atleta, consume huevos de forma habitual. Aunque su motivación inicial fue el desabasto, Kim destaca que su interés va más allá: “Quería aprender (esto) como forma de vida, y también comparar el gusto de los huevos”.
El auge en el alquiler de gallinas refleja cómo las crisis económicas y sanitarias pueden impulsar nuevas tendencias y transformar hábitos de consumo, llevando a la población a explorar alternativas sostenibles y, en muchos casos, más saludables.