
A 15 años del derrumbe en una mina de Querétaro, autoridades entregaron a sus familias los restos de dos mineros que permanecían desaparecidos
Quince años después del trágico colapso en la mina de Calabacillas, ubicada en la comunidad de San Cristóbal, municipio de San Joaquín, Querétaro, las autoridades estatales lograron recuperar y devolver a sus familiares los cuerpos de dos trabajadores que habían quedado atrapados en el sitio. La noticia pone fin a una larga espera para las familias, marcando un cierre simbólico para una de las tragedias más dolorosas de la región.
La Fiscalía General del Estado de Querétaro (FGQ) confirmó que la recuperación de los restos se logró tras un complejo operativo interinstitucional, en el que participaron equipos especializados en diferentes áreas, incluidos peritos en antropología forense, elementos del Cuerpo de Bomberos, personal de Protección Civil y mineros experimentados de la localidad.
Te puede interesar: Empresas mineras canadienses en la mira tras incidente en Guerrero
El derrumbe, ocurrido hace tres lustros, dejó a varias personas sepultadas bajo toneladas de escombros, pero los cuerpos de dos de las víctimas no habían podido ser localizados debido a las condiciones particularmente inestables y peligrosas de la mina. A pesar del tiempo transcurrido, las familias nunca abandonaron la esperanza de encontrar a sus seres queridos y continuaron solicitando la búsqueda.
Operativo complejo y coordinación institucional
Según informó la FGQ en un comunicado oficial, las tareas de recuperación se reactivaron recientemente con renovada intensidad gracias a avances en técnicas forenses y a la persistencia de los familiares. La operación, de alta complejidad técnica, se desarrolló en un entorno de riesgo constante, dado el deterioro de la infraestructura subterránea y la naturaleza del terreno.
“El hallazgo fue posible tras un exhaustivo trabajo pericial e interinstitucional”, detalló la Fiscalía, destacando la participación conjunta de Bomberos, Protección Civil y trabajadores mineros locales que aportaron su conocimiento del terreno para facilitar las labores de rescate.
Una vez que los restos fueron recuperados, los equipos forenses procedieron a realizar los estudios necesarios para confirmar las identidades. “Posteriormente, con estudios genéticos confirmaron identidades mediante coincidencia con familiares”, precisó la dependencia.
Apoyo institucional para las familias
Tras la identificación oficial, las autoridades restituyeron los cuerpos a sus respectivas familias y activaron protocolos de atención a víctimas para ofrecer acompañamiento psicológico y social en este difícil momento. La Fiscalía subrayó su compromiso con la atención integral de las víctimas y reiteró que este tipo de casos, aunque antiguos, siguen teniendo prioridad cuando existe posibilidad de aportar respuestas a las familias afectadas.
El rescate de los cuerpos también ha generado reacciones en la comunidad local, que durante años mantuvo viva la memoria de los mineros desaparecidos a través de misas, actos conmemorativos y manifestaciones para exigir que la búsqueda no se detuviera.
Un cierre esperado y doloroso
Para los habitantes de San Joaquín y en particular para las familias de las víctimas, la recuperación de los cuerpos significa un cierre, aunque doloroso, de una etapa de incertidumbre y duelo prolongado. “Han sido años muy difíciles. Por fin podemos despedirnos de ellos como se merecen”, expresó uno de los familiares al recibir los restos.
Aunque el caso reaviva la memoria de las difíciles condiciones laborales que enfrentan muchos trabajadores en el sector minero, las autoridades insisten en que continúan mejorando los protocolos de seguridad y supervisión para evitar que tragedias similares se repitan en el futuro.
Este rescate, quince años después de la tragedia original, pone en evidencia tanto la tenacidad de las familias como la capacidad técnica que, con el tiempo y la insistencia, hizo posible cerrar un capítulo que había quedado inconcluso por más de una década.