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El Chopo cumple 43 años de ser un espacio contracultural

Lo que empezó como un lugar de encuentro para quienes se interesaban en intercambiar discos y casetes se ha convertido en un importantes espacio de contracultrura

El Chopo está cumpliendo 43 años de ser uno de los espacios contraculturales más importantes de la Ciudad de México.

Este famoso lugar que cada sábado recibe alrededor de 8 mil personas, surgió el 4 de octubre de 1980 con la idea de intercambiar discos, casetes. Esa era su esencia, el trueque. El pasado viernes 22 de septiembre finalmente se publicó en la gaceta oficial el decreto con el cual se declara al Tianguis Cultural del Chopo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la CDMX.

“Es una raya más al tigre. El Chopo es grande (…) En otros niveles de la sociedad, o de la vida, se hable del Chopo, cómo lo que es. Pero esto da pie para que mucha gente venga y descubra o redescubra lo que es el tianguis cultural el chopo”, afirma Ramón García, uno de los cofundadores del tianguis.

Su primera ubicación estuvo en el Museo Universitario del Chopo de la UNAM en 1980. Solo iba a realizarse durante los sábados de un mes pero fue tal su éxito que se quedó ahí por dos años.

“Todos los que llegamos a formar en un principio lo que es ahora el Tianguis Cultural del Chopo, todos llegamos ya con nuestros gustos bien definidos. Nosotros no nos hicimos en el Chopo, nosotros hicimos el Chopo. Y de ahí se han agregado varias generaciones. Esto viene a colación que cada generación principalmente de músicos, trae su propuesta por el Chopo han desfilado todas las variantes del rock and roll”, agrega García.

Finalmente, en 1997 El Chopo encontró su lugar, a unos pasos del Metro Buenavista y en sus casi 200 puestos empezaron a circular grabaciones inéditas de los clásicos del rock, materiales que eran muy difíciles de encontrar a precios muy accesibles o listos para ser intercambiados, siempre han destacado los artículos relacionados con la música y de la contracultura en México.

Desde entonces, sobre la calle Aldama, entre Sol y Luna, se coloca este tianguis cultural, un lugar en el que se dan cita gran variedad de personajes, rockeros que visten mezclilla, cuero y estoperoles, botas de casquillo, cabellos muy estilizados, rastas, maquillajes dramatizados, perforaciones, tatuajes; pero que dan cabida a todas las expresiones urbanas.

“No todo es intercambio ya, son otro tipo de cosas las que se venden aquí en el chopo, las rastas es moda… la moda del peinado”, comenta Lulú, una locataria dedicada a la elaboración de rastas.

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Michelle, su clienta, se expresa satisfecha: “Tomé la decisión porque es como símbolo de libertad porque la mayoría de las mujeres no se atreven a hacer muchas cosas con su corte.”

Su inicio estuvo marcado por la represión que vivían los jóvenes y por un momento histórico, el festival de Avándaro de 1971, que reunió a más de 150 mil personas alrededor del rock and roll, llamada también el Woodstock mexicano, que se realizó cuando aún había heridas abiertas entre la juventud, que todavía sentía el dolor de la matanza del 2 de octubre del 68 en Tlatelolco y la del jueves de Corpus en 1971.

Fue un peregrinar constante de los fundadores de este tianguis, porque los vecinos, punto por punto al que llegaban, les daba miedo ver a estos jóvenes congregados en torno a la música de rock y asumían que se dedicaban a delinquir, entonces les enviaban a las patrullas, a la policía.

“Cuando recién veníamos de toda la prohibición que hubo después del Festival de Avándaro, la prohibición que hubo para nosotros los rockanroleros y para la persecución, porque mucha gente no lo habla. Siempre se van a la historia como como “tal” “tal”… cada año “tal”. No, nosotros fuimos los rockanroleros los de Avándaro, fuimos totalmente satanizados y perseguidos por la policía”, detalla Ramón García.

Fundadores y nuevas generaciones que ofrecen sus productos en este tianguis coinciden en algo: no ha sido fácil, han resistido ataques por parte de las autoridades, amenazas y hasta cambios de ubicación, pero el Tianguis Cultural del Chopo, a lo largo de los años se ha ido transformando, ha ido creciendo, siempre buscando mantener ese rostro cultural que lo caracteriza.

“El chopo es único en el mundo… es único, y esto nos llena de orgullo. Pero es único porque en otros países, ya sea tercermundista o primermundista, no tienen la necesidad de un tianguis como este (…) El chopo es una plataforma muy importante, es un lugar donde la energía fluye. Sigan viniendo, vengan a cambiar, que vengan a comprar”, reitera su cofundador.

Este sábado 7 de octubre, el Tianguis Cultural del Chopo celebrará con mucha fiesta y música no solo un aniversario más, también su declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la CDMX.

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