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El debate en que entregaron la presidencia.

En el segundo debate electoral a Andres Manuel no le arrebatan la presidencia

Con gran desasosiego, me rindo. Son las 10.43 pm y creo que no hay necesidad de seguir viendo el debate. No entiendo. Quizá sea yo quien no están claro en las cosas importantes del país. Pero finalmente eso no es importante, yo puedo ser un pendejo, pero no estoy en la boleta para ser presidente de nuestro país.

Quizá resulte importante poner en la mesa las premisas que acompañaban este segundo debate. La primera y más importante la identifico, como la última oportunidad de Meade para empezar a crecer. En el debate lo vi confiado, contundente pero no le alcanza para poder revertir los actuales números.

A Ricardo Anaya lo vi aún más encanchado que el anterior, pero reitero, no lo suficiente para peinarle el gallito feliz a Andrés Manuel. No por actitud o preparación, sino por que no presentó, igual que sus compañeros, nada que de forma contundente pueda bajar a AMLO. Si hablamos del cómico de intermedio, el “Bronco”, nos brindó sus momentos de entremés, con ocurrencias y rutinas de borracho de cantina.

La noticia es que de nuevo no le movieron un pelo al “Peje”. De hecho creo, que la elección después de este ejercicio tan pasguato, se ha definido. No hubo revelaciones, pruebas, fotos o grabaciones que pudieran hacer naufragar las intenciones de AMLO. Mientras esto pasaba en materia de migrantes, economía y campo, las propuestas eran redundantes y nada novedosas.

Pero finalmente me siento profundamente triste, compungido y preocupado. Que cosa escuchar el debate. ¿Que vamos a hacer con este país? Este debate, independiente de ser un ejercicio más dinámico, no aporta un carajo a la solución de México.

Respetuosamente como periodista y elector, me da la impresión de que llegamos a un ejercicio democrático inútil, en donde lo que sigue está pactado. Se fue Margarita y con ello no cambia nada.

Me pregunto si usted al leer estas líneas y ayer viendo el “ejercicio” “democrático”, se siente igual. Preso de tres mamertos que pactaron el resultado del primero de julio. Incapaces de poner sobre la mesa propuestas compuestas, es decir el qué, junto con el cómo. Lejos de ocurrencias fantásticas e irresolubles en presupuesto y capital humano.

Mientras los lores de la elección discutían puras pendejadas imposibles de cumplir, en este México jodido, estaban matando a otros 80 mexicanos por la delincuencia y la violencia del crimen organizado. Parece que no les importa o no les incomoda, parece que no entiende que se enfrentan a la disolución del México que conocemos, para la aparición de un estado surgido de la falta de valores y la intermediación de los violentos.

Para todos aquellos que son fanáticos de la adivinación y se preguntan qué tan cercanas son las encuestas que le dan el triunfo a López Obrador, les contesto sencillito, olvídense de las encuestas el triunfo se lo están dando sus contrincantes, por que no han sido capaces de ponerle al electorado algo nuevo que pueda descarrilar al tabasqueño.

AMLO goza de lo que yo he denominado como el efecto Elba Esther Gordillo. Es decir, si le dicen ratero, Chavista, retrógrado, comunista, asesino o ladrón, tienen que poner el cadáver sobre la mesa o la opinión pública ya lo tiene digerido. Dirían los clásicos cuéntame algo que no sepa.

Como no pudieron hacerlo en el ejercicio de ayer, aún cuando los antipejistas me odien, quiero decirles claramente, que le entregaron la presidencia a López Obrador. No lo digo por que sea un “pejezombie”, simplemente y sin hacer juicios de valor, no tuvieron nada que ofrecer que capitalizara el miedo en contra de AMLO. Fueron omisos e incompetentes si es que es real que López es un peligro para México.

Salvo su mejor opinión, sin ánimos partidistas, la elección está definida. Se que un sin fin de personajes y convencidos se me echarán encima, no escribo por consigna ni por pasión. En un análisis desapasionado, no hay posibilidad basada en la razón, en el miedo de bajar a Andrés.

Me parece importante que empecemos a trabajar en los equilibrios del poder. Aquellos que orillen
al que “gané” la elección a ser prudente y limiten sus impulsos y los conviertan en políticas públicas para la transformación de México, en un mejor país, no en una broma y menos en una copia de un fracaso continental.

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