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El dolor y la culpa asociados con la infertilidad

Apenas en 1984 en Inglaterra y Australia se comenzó a legislar para que los centros de atención de infertilidad contemplaran la prestación de apoyo psicológico

Incluso cuando uno de los hitos de la medicina del siglo pasado fue la introducción de la fertilización asistida, aún se sabe muy poco acerca de los aspectos psicológicos y emocionales vinculados a ella y a su tratamiento.

Se entiende por infertilidad la imposibilidad de una pareja de lograr un embarazo después de un año de vida sexual activa, sin uso de métodos anticonceptivos y/o la imposibilidad de lograr un embarazo de término dando a luz un niño vivo.

De acuerdo con Estela Palacios y  Enrique Jadresic  en Aspectos emocionales en la infertilidad: una revisión de la literatura reciente (2000), apenas en 1984 en Inglaterra y Australia se comenzó a legislar para que los centros de atención de infertilidad contemplaran, dentro de sus programas, la prestación de apoyo psicológico por parte de profesionales entrenados y acreditados.

Durante la primera mitad del siglo XX, los estudios de orientación psicoanalítica solían atribuir un gran porcentaje de casos de infertilidad a un origen psicológico. Estos estudios tendían a desarrollar explicaciones para ella basados en la presencia de conflictos intrapsíquicos inconscientes o rasgos neuróticos de personalidad.

Si bien, en la actualidad aún se pueden encontrar autores que sostienen causas psicogénicas para la infertilidad, sus hipótesis no han contado con evidencia empírica que las respalde. De hecho, el avance de la medicina reproductiva y la tecnología, han demostrado que los problemas de infertilidad tienen bases biológicas; lo cual reducir más el porcentaje de pacientes con infertilidad.

Sin embargo de los avances, los procesos de fertilización muchas veces son largos y costos. Los afectados por este problema viven una crisis que les generan un gran desgaste emocional. Aparte de la decepción por no poder concebir, sufren otro impacto por el elevado costo económico del tratamiento;  mismo que lleva consigo el sometimiento a procesos quirúrgicos dolorosos y la invasión a la privacidad sexual de la pareja.

En relación a la intervención terapéutica, se ha demostrado que son muy efectivos los abordajes dirigidos a aumentar las habilidades de enfrentamiento del problema. La práctica clínica muestra que, en la medida que los sentimientos en relación a la infertilidad son verbalizados, disminuyen los niveles de angustia tanto en hombres como en mujeres.

Estos hallazgos sugieren que en el enfrentamiento terapéutico es muy útil la utilización de intervenciones de tipo cognitivo-conductual. Este tipo de tratamiento se basa en reconocer la fuerte tendencia a pensar en forma autodestructiva y persigue realizar cambios al respecto.

Igualmente, se recomienda que los tratamientos de fertilidad sean algo distanciados en el tiempo para “tomarse un descanso” entre uno y otro. No es recomendable la intervención en ciclos consecutivos por el alto desgaste emocional de la pareja.

Otra solución es la adopción. Incluso cuando la decisión de dejar de lado los intentos no es para nada sencilla. La posibilidad de tener un hijo adoptivo o tener una familia sin hijos también es una opción.

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CAB

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