
El volcán Kilauea sorprendió con una potente erupción que lanzó lava hasta 300 metros de altura en el Parque Nacional de los Volcanes en Hawái
Una nueva fase de intensa actividad volcánica se presentó en el Kilauea, uno de los volcanes más activos del mundo, situado en la isla de Hawái. Durante el fin de semana, el cráter Halemaʻumaʻu fue escenario de una impresionante erupción que generó columnas de lava de hasta 300 metros de altura, fenómeno que iluminó el cielo sobre el Parque Nacional de los Volcanes y captó la atención de científicos y visitantes.
De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), la fuente de mayor altura se registró en el respiradero norte del cráter, mientras que el respiradero sur alcanzó aproximadamente 70 metros. Este evento se suma a una serie de episodios eruptivos que el Kilauea ha mostrado desde el pasado 23 de diciembre de 2024.
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La actividad comenzó con discretas salpicaduras de magma, pero escaló rápidamente hasta convertirse en una potente erupción visible a gran distancia. El sábado, alrededor de las 11:30 a.m. hora local, el respiradero norte inició la expulsión continua de lava, coincidiendo con un periodo de lluvias que intensificó el dramatismo del espectáculo natural.
El USGS informó que el volcán se encuentra en una etapa caracterizada por flujos de lava intermitentes provenientes de dos respiraderos ubicados al suroeste de la caldera principal. Ambos han emitido magma de forma alternada, generando acumulaciones visibles sobre la superficie interna del cráter.
Durante la tarde del domingo, alrededor de las 5:20 p.m., se observaron las alturas máximas de las fuentes de lava. Posteriormente, el flujo comenzó a disminuir, aunque la actividad no se detuvo por completo. Imágenes en vivo transmitidas por el USGS mostraron que, aunque ya no había proyecciones intensas, la lava seguía incandescente en el fondo del cráter.
Esta erupción se suma a otros eventos similares registrados los días 2, 6, 11 y 16 de mayo. Todos ellos han seguido un patrón predecible: primero se acumula presión bajo tierra, lo que provoca una deformación ascendente del terreno (proceso conocido como inclinación inflacionaria), y tras la erupción, el terreno desciende (inclinación deflacionaria), generando un patrón cíclico en los datos geofísicos del volcán.
A pesar de la intensidad de estas erupciones, los especialistas del USGS han señalado que la presión acumulada en la cumbre del Kilauea se ha mantenido relativamente estable desde el inicio del actual ciclo eruptivo.
Las autoridades locales han emitido recomendaciones para los visitantes del parque, pidiendo mantenerse en zonas seguras y respetar las restricciones establecidas, ya que el comportamiento del volcán puede cambiar de forma repentina. Por ahora, el Kilauea continúa bajo vigilancia constante.