Previamente, el peso mexicano llegó a debilitarse luego de que el gobierno anunció el inicio de la Fase 3 de contagio del coronavirus en el país
El peso mexicano se depreciaba este martes, golpeado por el desplome de los precios internacionales del petróleo que impulsaba la demanda de activos considerados de bajo riesgo como el dólar estadounidense en busca de refugio.
La moneda mexicana cotizaba en 24.3220 por dólar. Previamente, el peso llegó a debilitarse un 1.61% a 24.4240 unidades, luego de que el gobierno anunció el inicio de la Fase 3 de contagio del coronavirus en el país.
“El colapso del precio del petróleo ha puesto de manifiesto las intensas perturbaciones que supone el coronavirus para la economía mundial, y una mala señal de cara a la eventual recuperación”, dijeron analistas de la firma local CI Banco en un reporte.
Los futuros del crudo en Estados Unidos se negociaban en territorio negativo, tras derrumbarse en la víspera a un nivel bajo cero por primera vez en la historia, ante la preocupación de los inversores por la falta de espacio para almacenar los barriles ocasionada por un exceso de oferta global.
Por su parte, economistas de Citibanamex señalaron que el Banco de México (Banxico) podría recortar su tasa de interés de referencia en 50 puntos base (medio punto porcentual), “en una reunión no programada que podría llevarse a cabo esta semana, a lo que seguiría otra disminución de 50 puntos base en su reunión calendarizada del 14 de mayo”.
Subrayando que “tiempos extraordinarios requieren reacciones de política extraordinarias”, ante una estimación de que la tasa de política monetaria alcanzará 4.50 por ciento para agosto de este año.
Enfatizando en una nota especial denominada El PIB en 2020 se contraerá en 9 por ciento, y no 5.1 por ciento, como se esperaba anteriormente; por lo que argumentan que los ajustes cuantitativos que implica una recesión tan severa por los choques asociados al COVID-19, probablemente resulten en cambios cualitativos.
Esto significa que una fuerte contracción del PIB derivará en menores presiones sobre los precios del INPC, incluso ante un peso más débil, lo que a su vez debería conducir a mayores recortes en la tasa de política.
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