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El por qué de mi afición

¡El irle a tal o cual equipo es algo tan personal, y las razones tan propias, que nadie puede calificarte, discriminarte, o juzgarte porque te gusta el rojo o el azul!

El domingo pasado se llevó a cabo el Super Bowl LII en Minnesota, donde los Eagles le arrebataron el Lombardi a los odiados New England Patriots. Es sorprendente cómo en vez de alegrarse por el primer SB de Filadelfia, la gente se haya puesto no feliz, sino eufórica con la derrota de los Pats.

No es ningún secreto que yo le voy a los Patriotas de Nueva Inglaterra. Entre más conozco su historia y sobre todo sus bases, mentalidad e ideología, más me enamoran. Pero desde que llegaron al gran partido me he preguntado por qué a la gente le afecta tanto el éxito de esta dinastía tan ganadora. ¿Por qué fijarnos en lo negativo y no en lo positivo que podemos concluir? Hay tantas personas que sin saber del tema opinan y se suben al camión mediático donde lo que escuchan escupen. ¿En qué te afecta que alcancen a tu equipo en campeonatos?

¡El irle a tal o cual equipo es algo tan personal, y las razones tan propias, que nadie puede calificarte, discriminarte, o juzgarte porque te gusta el rojo o el azul!

Hay una cosa que los seres humanos ya no tenemos y se llama RESPETO. Tú no eres malo porque le vas a los malosos de Raiders, no eres rudo porque te gustan los Steelers y no eres violento porque te gusta el americano; no tiene nada que ver.

Una pregunta recurrente en mí es por qué les empezaste a ir. Y, perdón, aunque hay miles de respuestas, algunas de ellas son porque cuando los vi, jugaban increíble y por ser un equipo ganador, porque son los campeones, etc.

El hecho de que tu equipo no sea ganador o no esté en este momento en el reflector, no quiere decir que tú no sepas ganar o que no seas el protagonista. Son cosas completamente distintas. Hay que aprender a respetar al prójimo y por supuesto sus gustos y aficiones. Una cosa es la competencia deportiva, la carrilla, y otra, muy diferente, son los insultos y las etiquetas.

Esto se ha magnificado gracias a las redes sociales, donde cualquiera puede juzgar, insultar, señalar, a quien se le antoje. Es una de las maneras más cobardes de hacerlo. A mí si no me gusta la opinión de tal o cual persona no la sigo; no existe en mi mundo y mucho menos me tomo el tiempo de insultarla. Pero la ociosidad y la frustración de nuestras propias vidas son malas consejeras, así como subirse al tren del mame (perdón por la expresión). “No conozco, pero dicen que son tramposos” y no sabes ni de qué hablas, dónde hicieron trampa, cuándo, por qué se le castigó un año después, quien era Bill Walsh o Parcells.

El éxito ajeno molesta, porque evidencia que tú no estás ahí o que tienes miedo de que te opaquen o que te alcancen.

“IGNORA EL RUIDO”. “NO HAY DÍAS DE DESCANSO”. “HAZ TU TRABAJO”. “NO HEMOS TERMINADO EL TRABAJO”. “UNO MÁS”. “TRABAJO EN EQUIPO”. “BLITZ…” Son algunas de las frases que me identifican con los Patriots, con el deporte y en general con la vida, que aunque sí es una competencia, es conmigo misma.

En mi profesión, la actuación, se dice que no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Así que “resiste el dolor”, dijera Rafael Nadal, resiste el criticar por criticar, resiste el comportarte como cualquier irrespetuoso sin educación, resiste y enfócate en tí y en tu verdad, en tus objetivos. Todo ese ruido que haces solo te resta energía y brillo. Eres el mejor mariscal de campo, protagonista y el MVP de tu vida.

 

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