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Enviados del Papa a Chile se reúnen con víctimas de abuso sexual

Perdón fue el vocablo más repetido en el encuentro de los enviados del Papa Francisco a Chile con las comunidades de Fieles Católicos de Osorno y de la Organización Laicos y Laicas de Osorno

Por primera vez dos grupos de fieles católicos de Chile fueron escuchados el jueves por enviados papales que buscan disminuir la enorme división abierta desde que Francisco impuso en Osorno a un obispo señalado como encubridor de abusos sexuales.

El arzobispo Charles Scicluna y el sacerdote Jordi Bertomeu escucharon por separado a las comunidades de Fieles Católicos de Osorno y de la Organización Laicos y Laicas de Osorno, aunque no respondieron a las consultas de qué pruebas reunieron durante su viaje a este país en febrero para que el Papa decidiera a comienzos de semana remover de su cargo al obispo Juan Barros, al que defendió con firmeza cuando visitó Chile a mediados de enero.

Al término del encuentro, Bertomeu declaró que el informe de 2,300 páginas “nunca se hará público porque el Papa quiso que fuese así para que todo el mundo pudiera hablar con la máxima tranquilidad y confidencialidad”.

De los cuatro días que llevan en Chile, dos han dedicado a Osorno, donde se han reunido con 94 víctimas de abuso sexual. De hecho, el Vaticano abrirá una oficina en esa ciudad con el fin de recoger denuncias por parte de los feligreses. Más de un centenar de miembros de la Organización de Laicos y Laicas de Osorno acudieron al encuentro, aunque no todos tuvieron tiempo de hablar con los representantes del Vaticano.

Los fieles relataron maltratos psicológicos y verbales que sufrieron por oponerse a Barros incluso antes de que Francisco lo asignara a esta ciudad, dijo Felipe Navarrete, miembro del grupo.

Agregó que hubo momentos en que Scicluna y Bertomeu abrazaron a personas que se quebraron y estallaron en llanto.

Rosa del Río señaló que “faltó mucho”, pero escucharon “testimonios potentes”. Agregó que no es partidaria de la realización de una misa el domingo en la catedral como un inicio en el camino de la reconciliación porque aún “hay muchas heridas abiertas”.


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