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Hace 59 años la Unión Soviética lanzó con éxito la Vostok-1K

El artefacto estaba tripulado por animales y fue lanzado al espacio el 19 de agosto de 1960

En 1960, el 19 de agosto aterrizaba sobre la Tierra el cohete Vostok-1K, el cual contenía en su interior a los primeros animales que viajaron al espacio y volvieron con vida. Se trata de las perras Belka y Strelka quienes además viajaron en compañía de 40 ratones y dos ratas; todos ellos tuvieron más suerte que el primer ser vivo que voló al espacio, la perra Laika.

Strelka («flechita») y Belka («ardilla» o «blanquita»), al igual que el resto de cosmonautas caninos soviéticos bajo la dirección de Vladímir Yazdovski, eran pequeños animales de apenas seis kilos con un aspecto entrañable. Pese a su delicada apariencia, su misión fue primordial: comprobar que la nave Vostok era apta para el primer vuelo tripulado de la historia.

Los animales despegaron de suelo terrestre el 19 de agosto, volviendo al día siguiente después de completar 17 vueltas alrededor de nuestro planeta. La intención de ello era la de realizar las pruebas necesarias para preparar el viaje que por primera vez llevaría el hombre al espacio, el del soviético Yuri Gagarin.

Todas estas misiones encuentran su razón de ser en lo que popularmente se ha llamado como carrera espacial, una guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética que tenía como intención demostrar cuál de los dos países poseía mayor potencia tecnológica. Por ello, desde los años 40 se han enviado diferentes animales al espacio exterior para comprobar cómo un cuerpo podía resistir el estado de ingravidez.

Antes que Strelka y Belka viajaran al espacio, otras dos perritas cumplieron con la misión, Lisichka y Chayka murieron al viajar en la primera Vostok 1K-. Fue el 28 de julio de 1960 cuando algunos segundos después del lanzamiento, el cohete 8K72 sufrió un incendio en una de las cámaras de combustión del bloque G de la primera etapa. Como resultado, el lanzador perdió el rumbo y se desintegró 28,5 segundos después del despegue, ocasionando la muerte de los dos animales. La destrucción de la Korabl-Sputnik 1 obligó a la introducción del asiento eyectable como sistema de escape durante el lanzamiento.

El 19 de agosto de 1960, a las 11:44 hora de Moscú, nuestras protagonistas despegaron desde Baikonur rumbo al espacio, donde deberían permanecer un día entero. En occidente, la misión sería bautizada a posteriori como Sputnik 5, aunque la denominación oficial soviética sería Korabl-Sputnik 2 («nave-satélite»), un nombre anodino que intentaba esconder su verdadera naturaleza. El control de tierra pudo seguir las aventuras de los canes gracias a dos cámaras de televisión diseñadas por el instituto NII-380. En un principio, los controladores observaron horrorizados como las perras permanecían inmóviles en gravedad cero, temiéndose lo peor. Por suerte, empezaron a desperezarse poco después, aunque pronto empezaron a ladrar y a mostrar movimientos espasmódicos.

Pese al entrenamiento, los animales intentaron liberarse de sus arneses en repetidas ocasiones y Belka llegó a vomitar durante la cuarta órbita. A resultas de la experiencia se decidió restringir la duración del vuelo de Gagarin a una sola órbita -una hora y media-, ya que todavía persistían demasiadas incógnitas sobre los efectos de la ingravidez en el cuerpo humano.

Tras permanecer un día y dos horas en el espacio, la cápsula Korabl-Sputnik 2 reentró con éxito en la atmósfera terrestre y las perritas aterrizaron sanas y salvas dentro del asiento eyectable en la región de Orsk, Kazajistán. La Korabl-Sputnik 2 fue la primera nave que regresó del espacio con seres vivos en su interior.

Las perritas se convirtieron en auténticas estrellas después de su logro. Khruschov regaló a Jacqueline Kennedy un cachorro de Strelka durante una conferencia en Viena. La perrita, bautizada Pushinka, creció y vivió en la Casa Blanca, no sin antes pasar por el escrutinio del servicio secreto norteamericano. Los servicios de seguridad realizaron numerosas radiografías del perro, temerosos de que los soviéticos hubiesen escondido en su interior micrófonos o algún artefacto malicioso. A pesar de todo, Pushinka tuvo varios cachorros con Charlie, otro perro de los Kennedy.

Después de estaexitosa misión, se decidió no mandar más perros al espacio.

Actualmente estas perritas, que hicieron historia, se pueden ver disecadas en el Museo de la Cosmonáutica de Moscú.

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