
Mario Morales, de 16 años, improvisó una tina como transporte y repartió víveres entre vecinos atrapados por las inundaciones en Nezahualcóyotl
Durante las recientes inundaciones que afectaron la colonia Vicente Villada, en Nezahualcóyotl, un adolescente de 16 años sorprendió a su comunidad al convertirse en repartidor de víveres utilizando una tina como embarcación improvisada. Mario Morales no dudó en transformar un objeto cotidiano en un vehículo que le permitió ayudar a sus vecinos incomunicados por el agua.
El joven relató cómo surgió su idea: “Mi idea surgió porque nos marcaron y nos dijeron que no habían comido. Entonces pensé: ‘Tengo una tina allá arriba… ¿flotará?’. La saqué, y hay unos videos donde se ve que la estoy probando. Y sí, flotó. Me fui por víveres y me gustó este video porque me puse a ayudar a todos mis vecinos.” Con la ayuda de dos palos de escoba, impulsó la tina a través de las calles inundadas para llevar alimentos a quienes no podían salir de sus casas.
Mario explicó que su acción fue motivada por la situación de sus vecinos: “Mi vecina de al lado tenía a toda su familia en casa y no podían salir. Le pregunté si querían algo de comer y me dijeron que sí. Fui a la tienda y les ayudé a comprar, porque no se podía pasar: había mucho caos y el agua estaba muy alta.”
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La comunidad también compartió sus impresiones sobre la hazaña. Lilian Guadalupe, vecina de Mario, relató la preocupación que sintió al verlo partir: “Aquí está la tienda, pero mis parientes que viven allá estaban completamente inundados. Mario me dijo: ‘Mamá, ¿flota la tina?’ Y yo le respondí: ‘Ay, no sé, Mario, ¿cómo crees?’. Desde la vez pasada que se inundó, ya tenía esa idea. Su papá le dijo: ‘Bueno, agárrala’. Me da gusto que lo tomemos con humor, pero sí siento mucha tristeza: todos mis vecinos estaban inundados, es muy feo. No han venido (las autoridades); ya habíamos reportado y en lugar de drenar… ¡el agua sigue saliendo!”
Los beneficiados agradecieron la valentía de Mario y su creatividad para sortear la emergencia. Ernestina Rivera, otra vecina, comentó: “Desde la azotea, el muchacho bajó hasta la tienda y nos trajo alimentos. Pero ya no pudimos salir porque tengo el agua hasta la sala… estamos todos muy agradecidos, porque sí nos ayudó. Tenía visitas, a mis nietos, y no teníamos nada que comer.”
La historia de Mario Morales se convirtió en un ejemplo de solidaridad y ingenio juvenil, mostrando cómo la creatividad y la valentía pueden marcar la diferencia incluso en situaciones extremas de inundación, donde la ayuda convencional puede tardar en llegar. Su acto, más que una simple hazaña, resalta la importancia de la cooperación comunitaria y la capacidad de enfrentar desafíos con recursos inesperados.