La Guardia Nacional, ¿mando civil o militar?

Para dirigir la Guardia Nacional, se necesita a una persona que tenga experiencia, disciplina, rectitud, honestidad y profesionalismo, en palabras del Presidente

El pasado viernes, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que en esta semana se darán a conocer los nombres de quienes integrarán el Estado Mayor de la Guardia Nacional (GN) y adelantó que el comandante será un militar en activo, lo cual produjo una gran cantidad de reacciones, especialmente en redes sociales, entre los comentaristas, especialistas y organizaciones de la sociedad civil, sobre la viabilidad de que un militar en activo encabece esta nueva fuerza de seguridad intermedia.

Hay dos posturas, unos señalan que el que la encabece un militar en activo es traicionar al compromiso de que ésta sea civil y de una prueba irrefutable de que la seguridad pública se va a “militarizar”, mientras que otros apuntan la pertinencia de un mando militar porque la mayor parte de los cuerpos de seguridad provendrá del Ejército (35 mil policías militares, por 18 mil policías federales y 8 mil policías navales), por lo que el mando debe recaer en gente cercana a las fuerzas de seguridad.

Además, de que no es algo nuevo, ya que hay gobiernos estatales y municipales que tienen jefes de seguridad pública que son militares. La discusión parece ir en el mismo sentido, como cuando se discutía en el Congreso la pertinencia de este cuerpo de seguridad y se hablaba de la “militarización”, dejando de lado que el carácter civil de la GN está garantizado por el hecho de que el comandante supremo de las Fuerzas Armadas es un civil y por la lealtad que han mostrado nuestras FA y que han enarbolado por 106 años.

En palabras del Presidente, se necesita a una persona que tenga experiencia, disciplina, rectitud, honestidad y profesionalismo, valores que el Ejército encumbra. Además, de acuerdo con Mario Delgado, la reforma constitucional aprobada por senadores y diputados le da la posibilidad de que sea un mando civil o militar. Independientemente del tipo de mando, la GN deberá enfrentar una grave crisis de seguridad en el país, que está lejos de ser resuelta.

De acuerdo con datos del SESNSP, nos encontramos en una gran crisis de seguridad, con un promedio en febrero de 99.8 víctimas de homicidio doloso y 2.6 feminicidios cada día. Ante este escenario, el nombramiento de quién encabece la Guardia Nacional no es lo más importante, sino los planes y estrategias para reducir la violencia actual.

En ese sentido, la división del país en coordinaciones territoriales, la concentración de más elementos en los territorios con mayor incidencia delictiva y contar con estrategias focalizadas en cada división geográfica son un aliciente para que se reduzcan los niveles delictivos que hasta ahora tenemos.

Aún faltan varios pendientes para que este nuevo cuerpo de seguridad comience sus labores. Primero, acabar de dotar el andamiaje jurídico para la nueva fuerza de seguridad.

Al Congreso le restan aproximadamente 50 días para expedir la Ley de la Guardia, además de integrar al personal de las tres instituciones —Ejército, Marina y Policía Federal— para dar comienzo, así como capacitar a los nuevos integrantes, ya que, existe el reto de contar con 80 mil elementos a finales de este año, por lo que se necesitarán a 20 mil elementos nuevos.

Son varios los retos, pero quienes integren este cuerpo de seguridad estarán capacitados para lograr un descenso en los índices delictivos y recuperar la paz y tranquilidad en el país. Es por el bien de todos.

DATA

El próximo 17 de abril se darán a conocer las cifras de la ENSU del primer trimestre de 2019. Será el primer gran reto de la presente administración para ver cómo se ha comportado la percepción de inseguridad en el país.

Por Arturo Ávila Anaya

*Presidente de IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional

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