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La hipocresía y el pink market

tFin de semana de marchas por diversos motivos. Pero sin duda la que estuvo en el foco de muchos, fue la marcha del orgullo gay que hoy es más un negocio y un espectáculo, pues lejos de reconocer los derechos de inclusión sexual, se ha convertido en un festival de inclusión económica, en un reconocimiento al “Pink market” como una fuerza económica emergente incomparable y de grandes ganancias. Lo digo porque noto que a pocos les importa la inclusión sexual y la defensa de sus derechos, pues se ve que el verdadero interés es incrementar los recursos en su cuenta bancaria.

Este circo que hemos visto, que sin duda es extraordinario, con carros alegóricos, con reconocimiento e inclusión, no deja de ser un desfile ocasional. Que con sinceridad y en un análisis objetivo, en nada abona a mitigar los problemas de la comunidad LGBT+. En este país seguimos siendo total y salvajemente “Mataputos”, por mas que Reforma sea tomada por la comunidad un sábado al año. La discriminación empieza por tener que dedicar un día y un desfile a quien tiene orientación sexual distinta.

Me queda claro que no es de la incumbencia de nadie, todo aquello que se haga entre dos personas, consensuado y de forma legal en un cuarto. A nadie le importa. Es como si en el mundo “hetero” eres clasificado si te gusta de perrito o de misionero. De la misma forma sí tendríamos que organizar una marcha para pelones o gordos. El problema grave es que, en función de su preferencia sexual, millones de personas son discriminadas e incluso los crímenes a esta comunidad son desestimados, pues al parecer si un hombre es asesinado por su novio o una mujer es maltratada por su novia no tiene importancia.

Creo que es momento de hacer menos circo, y exigir puntualmente más resultados con los derechos reales de la comunidad LGBT+. Creo que llego el momento de que las preferencias y orientaciones sexuales le importen a la pareja y no al estado y mucho menos a la ley. No estoy seguro si esto se logrará con desfiles y exhibiciones, es algo que corresponde a quienes encabezan esta comunidad, pero creo que tenemos que ser serios.

Quiero hacer un paréntesis en esta columna para reconocer a alguien que es una buena noticia en la 4T.  Como lo dijo el Presidente en su momento, dos instituciones eran y casi son, un asco; migración y aduanas. La primera buena noticia entre la ignominia y falta de certeza de este gobierno, fue el nombramiento de Ricardo Peralta como titular de aduanas.  Esto fue acompañado, por buenas decisiones, como la del propio Peralta al frente, quien posteriormente llegó a la Subsecretaría de Gobernación. Pero dejó a gente como Guillermo Calderon León en la aduana de Progreso Yucatán. A Memo lo conozco, es un hombre que no tiene necesidad algunas de hacer negocio. Resuelto su asunto económico ha emprendido una lucha sin cuartel, para hacer de la aduana de Progreso un ejemplo de eficiencia y honestidad.

Me consta que me ha convocado a atestiguar de primera mano, la forma en que deben de cambiar las aduanas. Sin corrupción, derrumbando el axioma qué pasa por la aduana, todo aquello que tenga el tamaño para pasar por el puente.

Hoy entendemos qué hay funcionarios que creen en que este país tiene remedio y que se pueden hacer negocios, pero no al amparo de la corrupción, sino beneficiando al país, sin prebendas y si con eficiencia. Esa es la apuesta de López Obrador en Progreso y desde aquí un voto de confianza a Guillermo Calderon, muchas son las expectativas y espero los resultados.

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