
Un modelo de IA desarrollado por investigadores europeos logró datar con mayor precisión los Manuscritos del Mar Muerto, revelando que algunos son más antiguos de lo que se creía
Gracias a los avances en inteligencia artificial, un equipo internacional de investigadores ha logrado establecer con mayor exactitud la antigüedad de los Manuscritos del Mar Muerto. Estos textos, fundamentales para los estudios bíblicos y del judaísmo antiguo, fueron descubiertos entre 1947 y 1956 en cuevas cercanas al Mar Muerto. Hasta ahora, su datación era imprecisa y se basaba principalmente en el análisis paleográfico, es decir, el estudio visual de los estilos de escritura.
Los investigadores, encabezados por la Universidad de Groninga, presentaron un innovador modelo de predicción llamado Enoch, que combina métodos empíricos como la datación por radiocarbono y el aprendizaje automático. Este modelo permite estimar las fechas de origen de los manuscritos individuales con un margen de error de apenas 30 años, lo que supera incluso la precisión del carbono-14 para ciertos periodos.
La herramienta fue entrenada con imágenes digitalizadas de 135 manuscritos, aplicando técnicas de análisis de patrones microscópicos en la tinta y las formas de los caracteres. El resultado es una base cuantitativa sin precedentes para establecer con fiabilidad el estilo y la época de escritura de documentos milenarios.
Según el estudio publicado en la revista PLOS One, varios de estos rollos son más antiguos de lo que se pensaba. En particular, se identificaron dos fragmentos —4QDanielc y 4QQoheleta— que coinciden en fecha con la época en la que se estima que sus autores vivieron. Esta coincidencia constituye una evidencia tangible sin precedentes sobre la autoría contemporánea de ciertos textos bíblicos, algo que hasta ahora no se había podido comprobar.
Los análisis también revelan que los estilos de escritura judíos conocidos como “asmoneo” y “herodiano” coexistieron antes de lo previsto. La escritura herodiana, por ejemplo, podría haberse originado ya en el siglo II a. C., desafiando así la cronología aceptada que la situaba en el siglo I a. C. Esto implica una revisión de las teorías actuales sobre la evolución de la escritura en la Judea antigua y su contexto político y cultural durante los periodos helenístico y romano temprano.
El modelo Enoch es producto del proyecto europeo ERC “Las Manos que Escribieron la Biblia”, que ha logrado reducir la brecha de siglos en la datación tradicional al incorporar radiocarbono y modelos de regresión bayesiana. Esta nueva herramienta permite ahora revisar cronológicamente cerca de mil manuscritos más, con implicaciones profundas para el estudio de la alfabetización, la religión y la política en la Antigüedad.
Además de su relevancia para la historia del texto bíblico, el modelo puede aplicarse a otras colecciones antiguas, lo que abre la puerta a una reevaluación generalizada de manuscritos cuyo origen aún es incierto. Esta iniciativa marca un punto de inflexión en la investigación arqueológica y filológica al introducir la inteligencia artificial como aliada clave en el análisis de documentos históricos.